Comunidad

Ordenar por

  • Seleccionado

  • Más reciente

Formato

  • Narrativa

  • Obra de arte

Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Historia
De un sobreviviente
🇨🇴

No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

  • Informar

  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Por favor ayuda

    Hola. A los 14 años descubrí que lo que me había pasado no estaba bien. No tengo ni idea de cómo afrontar el hecho de que, al parecer, soy víctima de COCSA, así que por eso estoy aquí, porque no tengo ni idea de qué hacer. Empezó cuando yo tenía 5 años y ella 9. La primera vez, me preguntó qué tipo de ropa interior de princesa llevaba puesta y luego me pidió que la viera. Se la enseñé y me tocó, y luego me preguntó si me gustaba. No sabía qué se suponía que me tenía que gustar. Esto duró un tiempo, y al final también metió a mis hermanas, que tenían su edad. Ni siquiera sabía qué era, pero quería que siguiera pasando el rato conmigo y con ellas, así que no me quejé. Una noche, la hermana con la que compartía habitación me preguntó si podíamos "practicar" para ser buenas con ella y luego me pidió que la tocara. La llamaba su caseta de perro, y tuve que ayudarla. Mi hermana y yo no hemos hablado de esa noche desde que pasó, y no puedo sacármelo de la cabeza. Pero la chica nunca dejó de estar conmigo. Un día vino a mi casa y quiso quedarse a dormir. Me emocioné tanto que me pidió dormir en mi habitación solo conmigo. Llegó la hora de dormir y me preguntó si podía ayudarla, pero le dije que no quería, así que me hizo sostener su teléfono con pornografía. Me quedé ahí sentado un buen rato mientras lo hacía, haciéndome mirar. Nunca supe que estaba mal, simplemente me encantaba la idea de que pensara en mí. La última vez, tenía 12 años. Mi familia la llevó de vacaciones, y quería volver al apartamento por cualquier motivo, así que me pidió que la acompañara. Estaba abajo comiendo pizzas, y me pidió que subiera. Entré en la habitación y no llevaba pantalones. Me pidió que me acercara a sentarme y me preguntó si podía ayudarla. Le dije que no quería, y simplemente me pidió que me quitara la camiseta y mirara. Recuerdo que me quedé allí sentada, mirándome en el espejo. Todo el tiempo. Por primera vez, tuve miedo. Nos fuimos cuando terminó y no dijimos nada. Cuando cumplí 14 años, hablé del tema y me dijeron que no estaba bien. Siete años de mi vida. No lo sabía. Y no sé cómo afrontar todo esto. Cualquier consejo o ayuda me vendría genial.

  • Informar

  • “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Pensé que estas cosas solo pasaban en las películas

    No sé si es por ser mujer, por ser hispana, por no tener a mamá y papá a la fuerza para protegerme de la responsabilidad; probablemente sea una mezcla de todo, pero una cosa es cierta: el mal vive en juzgados pequeños. Soy una sobreviviente de violencia doméstica cuya vida ha sido destruida no solo por años de abuso físico, sino también por el control coercitivo, las represalias legales y el acoso que comenzaron en el momento en que intenté protegerme a mí misma y a mis hijos. Esto no es una disputa por la custodia. Es mala conducta criminal, perjurio, fraude y poner en peligro público. El abuso comenzó en 2021. Sufrí violencia física, incluyendo estrangulamiento, intimidación y control. En agosto de 2024, después de que me estrellara contra una pared con una puerta, finalmente lo saqué de mi casa. Ese debería haber sido el final. En cambio, cuando cesó el abuso físico, comenzó el abuso legal. Desde entonces, he enfrentado un acoso implacable. Mi ex y su abogado utilizaron los tribunales como arma, presentando órdenes de alejamiento en represalia, acusaciones falsas y mociones diseñadas para borrarme como madre. Mi propia orden de alejamiento, basada en informes policiales sobre lesiones sufridas por mí y mis hijas, fue denegada sin ser escuchada. Ese mismo día, presentaron una orden de represalia en mi contra. No se trataba de seguridad. Se trataba de control. Dentro del juzgado, el abuso solo se intensificó. Me han burlado, acosado y amenazado en audiencia pública. Un alguacil tapó mi micrófono y me dijo: "Deja de hablar o vas a perder más hijos". Cuando le supliqué al tribunal que reconociera las necesidades de mi hija como niña en el espectro autista, el comisionado se burló de mí: "Veo que estás llorando, pero no veo ni una sola lágrima". (Con la voz más malvada). Como si estuviera actuando. Tengo audio. ¿Qué hombre en el poder le dice eso a una madre que pierde a sus hijos? Esto no fue justicia, fue crueldad y violó mis derechos. Y no estoy sola. Otros padres en este juzgado describen el mismo trato. Las consecuencias han sido devastadoras. Si mi orden de alejamiento se hubiera aprobado en noviembre, todavía estaría con mis hijas. Todavía tendría mi casa. Todavía tendría mi negocio. En cambio, mis hijas me han estado retenidas durante más de dos meses. Ahora vivo de una bolsa después de un desalojo por mi propia cuenta, obligada a abandonar mi hogar mientras una orden de retención ilegal por represalia está en apelación. Me obligaron a firmar una estipulación bajo apremio, otro ejemplo de cómo se aprovecharon de mí por todos lados. Los riesgos para la seguridad son innegables. Mi ex es un delincuente convicto con múltiples cargos por conducir bajo los efectos del alcohol. Mintió bajo juramento sobre sus armas de fuego, se negó a entregarlas y desde entonces ha comprado más armas ilegalmente. Mientras tanto, su abogado se hizo pasar por un secretario del tribunal de apelaciones —en audio— solo para obtener mi dirección. Esto es fraude. Esto es un delito. Sin embargo, el tribunal los ha protegido mientras me castiga a mí. Esto no es el debido proceso. Esto es control coercitivo: violencia doméstica que ha evolucionado de los puñetazos a las denuncias, de la intimidación física a la guerra psicológica y legal. Mis hijos se han convertido en peones de una campaña para borrarme. Si el sistema hubiera funcionado como debería, todavía estaría con mis hijas, en mi casa, dirigiendo mi negocio. En cambio, estoy sin hogar, silenciada, ridiculizada y aún desprotegida. La justicia debería ser para todos, no solo para quienes pueden pagar un abogado malévolo dispuesto a hacer lo que sea para destruir al otro progenitor.

  • Informar

  • “Para mí, sanar significa que todas estas cosas que sucedieron no tienen por qué definirme”.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Crecer siendo abusado verbal y emocionalmente puede ser debilitante.

    La mayor parte del abuso y la negligencia con los que crecí fue abuso verbal y negligencia emocional. Eran muchos gritos de mis padres. Mucha violencia contra objetos en nuestra presencia: puñetazos en la mesa, jarras de leche tiradas mientras estábamos todos sentados, me encerraban en mi habitación cuando estaba enojada y molesta, un teléfono fue arrancado violentamente de la pared mientras mi hermana y yo estábamos a centímetros de distancia. El incidente del teléfono ocurrió de noche. Recuerdo que mi hermana y yo estábamos en la cama. Nos sacaron de la habitación y nos gritaron por acostarnos sin lavar los platos. Nos dijeron que teníamos suerte porque nuestros padres estaban tan enojados con nosotras por no lavar los platos que querían golpearnos, pero no lo hicieron, sino que arrancaron violentamente el teléfono de la pared frente a nosotras. No me sentí afortunada. Estaba muy molesta, enojada y asustada, y salí de casa por la noche en camisón llorando. Luego me dijeron que estaba exagerando y llorando para llamar la atención y la compasión. Otra noche, cuando era niña, tenía pesadillas y lloraba. Estaba muy asustada y alterada, y no podía dormir. Uno de mis padres vino a mi habitación y me abofeteaba repetidamente cada pocos segundos en la mejilla. Mientras me abofeteaban, me decían que seguiría dándome bofetadas hasta que dejara de llorar. Me abofeteaban en la cara cada pocos segundos hasta que paraba de llorar. Estoy aprendiendo que, como resultado del abuso verbal y la negligencia emocional con la que crecí, he pensado y actuado como si fuera la culpable de cómo me trataron de niña. He vivido una vida plagada de culpa y autorreproche. Mi cerebro interpretaba cómo me trataban como merecía ser tratada y que yo, no mis padres, era la culpable. Si no hubiera tenido miedo y llorado, no me habrían abofeteado. Si hubiera lavado los platos, no habrían arrancado el teléfono de la pared que tenía delante. Es un pensamiento bastante retorcido, pero no es raro en personas que fueron tratadas como yo de niña. Estoy trabajando duro para desaprender esa forma de pensar. Los efectos del abuso y la negligencia perduran hasta el día de hoy. He llegado a comprender que muchas de mis emociones abrumadoras actuales como la rabia, el enojo, la depresión y la ideación suicida pasiva son retrocesos a mi infancia, cuando nadie me ayudó a contener, procesar y superar sentimientos grandes, fuertes y volátiles. Como resultado, he tenido episodios de depresión profunda y debilitante. He sido suicida pasivamente, deseando estar muerta o al menos en un hospital. Todos mis hermanos han sufrido. Tengo una hermana que ha sido hospitalizada más de cincuenta veces por problemas de salud mental y también está incapacitada por esos problemas. Tengo una ansiedad leve bastante constante que ha estado presente durante tanto tiempo que no era consciente de ella hasta hace poco, es una parte tan importante de mi ser. Soy hipervigilante y rutinariamente reacciono a las situaciones actuales de maneras que no coinciden con el problema actual. Puede ocurrir algo insignificante y, en lugar de molestarme un poco y volver rápidamente a la calma, mi sistema nervioso lo interpreta como una situación peligrosa; inconscientemente, me pongo en alerta máxima y tengo una reacción exagerada. También suelo interpretar una situación benigna como peligrosa. Por ejemplo, oigo cierto tono de voz en alguien y de repente creo que me van a gritar, golpear o lanzar algo cuando simplemente me dicen que se me cayó un billete de un dólar al suelo. Aprender sobre el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPTc) ha sido extremadamente útil, al igual que los Sistemas Familiares Internos (SFI) y mi terapia, que es en parte terapia tradicional, pero también está basada en el trauma, con muchos conceptos y trabajo basados en el cuerpo y de abajo hacia arriba (en lugar de basados en el cerebro y de la cabeza hacia abajo). Tenía 56 años cuando me di cuenta de que estaba lidiando con el TEPTc y ahora me siento, en muchos sentidos, como una nueva persona. ¡Nunca es demasiado tarde!

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    ¡Afirma tu humanidad!

    Tenía/tengo que sanar. Mi valor estaba ligado a mi supuesta pureza, mi cuerpo fue usado para el consumo y el placer masculino, mi experiencia fue minimizada, mi dolor fue ignorado, mis emociones humanas fueron descuidadas. ¿Por dónde empiezo? Necesitaba conversaciones honestas con Dios porque estaba furiosa, ¡furiosa! Y estaba harta de que me dijeran clichés religiosos como que me harían pensar: "Ah, tienes razón, solo fue una pequeña violación... ¡Dios es bueno, siempre!". Como si dijera: "No, tío, estaba sufriendo y tenía todo el derecho a sentirme herida. Lo que pasó es basura, y que alguien me diga que encuentre alegría en mi sufrimiento no me ayuda cuando estoy traumatizada. Lo que me ha ayudado es poder reconocer mis sentimientos y escribir sobre ellos. No significa que la verdad de quién es Dios no exista, pero tampoco significa que no te sentirás olvidada, asustada, frustrada, enojada, confundida, y no significa que como cristiana estés obligada a darle un giro positivo a tu sufrimiento. Así que, con eso en mente y corazón, puedo escribir un poema sobre ser objetivada, sobre estar enojada con el hombre que me violó, o sobre estar confundida sobre cómo se supone que debe ser mi relación con Dios después de semejante desastre, porque mantener mis sentimientos ocultos no ayuda y no me hace ningún bien. Así que, te lo digo, mujer negra que estás aprendiendo a sacudirte los roles dañinos en los que nos obligaron: por cortesía, no te equivocas, no estás siendo pecadora: patea, grita y afirma tu humanidad.

  • Informar

  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Primera vez después del abuso sexual

    Sufrí una violación coercitiva por parte de mi exnovio durante varios meses. Después de abuso no solo sexual sino también emocional, pude dejar la relación hace dos años. Desde entonces ha sido un viaje confuso... me llevó mucho tiempo comprender lo que sucedió y reconocer mi trauma. A veces todavía me siento muy confundida. Para colmo, hace unos días tuve relaciones sexuales por primera vez después del abuso. No sabía qué esperar. Pensé que podría estar bien y pasarlo bien o que sería horrible y que finalmente tendría la fuerte reacción emocional que siempre había esperado para poder validar mi trauma. De alguna manera, no fue ninguna de las dos cosas... pero no fue realmente placentero. Sentí que no estaba realmente presente, pero tampoco podía hacer nada para detenerlo. En el momento tampoco sentí que fuera tan grave como para tener que detenerlo. La persona con la que estaba también fue muy respetuosa y me sentí segura. No sé cómo sentirme al respecto... Esperaba que me ayudara en mi proceso de sanación, pero siento que sigo enfrentando la misma confusión de antes. No fue agradable ni placentero, estaba un poco disociado y no podía hacer nada para detenerlo... Aun así, tengo la sensación de que no fue lo suficientemente malo. Al menos no tan malo como siempre esperé después de experimentar un trauma sexual. ¿Quizás alguien tuvo experiencias similares...?

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Ser creído

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Yo

    Ni siquiera recuerdo cuántos años tenía. Fue más o menos cuando mis padres se divorciaron, tendría entre 6 y 8 años, y esto ocurrió a lo largo de varios años, por eso lo tengo tan borroso. Solía ir a casa de mi tía los jueves durante las vacaciones, a veces también los viernes. Cada vez que iba, mi prima, que es dos o tres años mayor que yo, me hacía cosas. Creo que la primera vez que hicimos algo sexual fue simplemente besarnos, con lengua, por supuesto. Pero con el tiempo, empezó a comerme la leche cada vez que iba; definitivamente no lo disfrutaba, simplemente me paralizaba. Intenté decirle que parara muchas veces, pero nunca me hizo caso. Íbamos a la habitación de invitados en el tercer piso, lejos de todos, y me pedía que jugáramos a las familias, donde ella era el papá y yo la mamá, o me rogaba que jugáramos a ser "famosos" con ella. Siempre decía que ella sería el hombre y yo la mujer. Una vez fuimos a casa de mi abuela y me vistió con bufandas, jugando a una "boda" conmigo. Incluso me hizo besarla delante de mi abuela. No entiendo cómo esto estaba tan normalizado para mi abuela como para no cuestionar sus besos fuertes y sus caricias. Incluso intentó agredirme delante de mi hermano cuando era pequeño. Fue terrible cuando mis padres se divorciaron; cuando estaba con mi padre, nos quedábamos con ella y mi tía. Claro, nos obligaban a dormir juntas porque creían que éramos muy unidas. Fue entonces cuando mi mundo se derrumbó; fueron los peores años de mi vida, de los que ya no recuerdo mucho. Viví con miedo durante años. Un día, simplemente lo olvidé. Me olvidé de ella, perdí la mayoría de los recuerdos de lo que me había hecho, y volvimos a ser amigas. Era ingenua, desesperada por la atención de mi prima mayor. Así que, cuando tenía 10 años, casi volvió a pasar, y desde entonces no he vuelto a ser la misma. Ayer fue mi cumpleaños y ella vino, actuando con normalidad, como siempre. Me da asco. Se va de casa de su padrastro con su madre y me preguntó si quería quedarme a dormir. No. Nunca más. No creo que se lo cuente a nadie de mi familia. Mi mejor amiga y mi ex lo saben, pero de verdad creo que no importa porque pasó hace siglos y, de todas formas, nadie me creería. Gran parte de mi infancia es borrosa ahora y no puedo evitar sentirme aterrorizada por la intimidad, aunque pienso mucho en ello. Gracias por leer.

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La voluntad de seguir creyendo que todo estará bien

    Mi nombre es Nombre. Crecí con una madre, dos hermanas y un padrastro que se convirtió en mi padre cuando mi padre biológico falleció a los 7 años. Mi padrastro se convirtió en alguien a quien admiraba en una época en la que no sabía cómo afrontar el duelo. Era mi padre y me enorgullecía llamarlo así. Cuando tenía 10 años, el que llamaba mi padre abusó de mí en nuestro patio trasero. Me dijeron que si se lo contaba a alguien, nos quedaríamos sin hogar y que destrozaría a la familia si decía una palabra. Ese fue el día en que me quedé callado. No supe lo grave de la situación hasta los 11 años. Descubrí lo que me había hecho a través de una película que estaba viendo sin supervisión. Recuerdo el momento exacto en que lo descubrí. Conteniendo las lágrimas, corrí a la ducha y comencé a lavarme el cuerpo. Pensé que si me lavaba con suficiente fuerza, de alguna manera podría limpiarme de impurezas. Asumí la culpa de lo sucedido y no me atreví a decir nada porque si lo hacía, solo podía imaginar a mi madre y a mis hermanas en la calle, ya que él era el único que aportaba el dinero para vivir. De los 11 a los 13 años, solo eran meros comentarios y besos obligatorios en los labios, pero esa era mi normalidad. No sabía que no era normal en otras casas hasta que una amiga se dio cuenta. Empecé a sospechar el peligro que podría correr si algo volviera a ocurrir al crecer. Cuando tenía 14 años, una noche encontró un video mío con mis amigas en mi teléfono. Lo usó en mi contra y dijo que lo que hiciéramos en nuestro video me enviaría a la cárcel por un largo tiempo, y que si no hacía lo que él decía, lo enviaría por correo electrónico a la policía. Empezó a manipularme y los besos se convirtieron en 10 besos seguidos. Venía en mi habitación, en mi baño, en los vestidores, en mi cama, y cuando conducía me tomaba la mano o me la ponía en el muslo. Cuando intentaba defenderme, amenazaba con quitar las puertas de mi baño y mi habitación. El momento en que supe que corría mayor peligro fue la noche en que sugirió tener relaciones sexuales para tener un coche o ir a la universidad. Corrí a casa para contárselo a mi madre, pero no me creyó. Sabía que algo tenía que cambiar, pero me sentía estancada. No sabía qué hacer. Cuando tenía 15 años, fui a un campamento de la iglesia con el grupo de jóvenes de la iglesia de mi abuela. Un día, el grupo en el que estaba tuvo un círculo de oración. Era una oportunidad para que los campistas dijeran lo que sentían. Cuando llegó mi turno, les conté todo. El último día del campamento, el director que voló a buscarme me dijo que estaba a salvo y llamaron a los Servicios de Protección Infantil. Me entristeció, pero sabía que, de alguna manera, todo iba a salir bien. El resto de mi verano consistió en reuniones y preparación para el juicio. El juicio llegó varios meses después, pero no me creyeron. Toda mi vida intenté proteger a mis hermanas de lo mismo, pero cuando no me creyeron, empecé a sentir que no las estaba protegiendo. No solo eso, sino que mi primera hermana, que entonces tenía 10 años, no quería saber nada de mí, y aunque me enojaba que mi madre y mi hermana me echaran, tenía a mis abuelos y a mi hermanita, que entonces tenía 5 años, para adorarme y verme como era con plena fe. 7 años después, a los 22, a quien una vez llamé papá fue sentenciado a cadena perpetua. ¿Cómo? Lo mismo le pasó a mi hermana menor, a solo 5 años de distancia de mí. Había pruebas suficientes, y fue el día en que el jurado, el juez y media sala llena me creyeron. Pero esta vez, mis dos hermanas me dejaron fuera. En un período de 12 años de mi vida, me sentí solo, invisible e ignorado. Desde que conté mi historia a los 15 años, me sentí aún más sola, invisible e ignorada. El resto de mi familia no sabía nada de lo que me había pasado porque mi familia vivía en secreto. Secretos, sufrimiento, silencio. Las tres S en las que consistía mi vida. Por fin, a los 22, pude respirar. Me había quitado un peso de encima durante 12 años y, aunque la actitud de mi hermana pequeña hacia mí cambió, estaba a salvo, y eso era todo lo que me importaba. A los 23 años, mi hermana menor, que también había sufrido abusos sexuales como yo, a la que había intentado proteger desde los 11, murió a causa del fentanilo. Fue entonces cuando juré no volver a callarme nunca más. A los 25, dejé todo lo que conocía para embarcarme, de alguna manera, en un viaje por el mundo para transmitir un mensaje de liberación, cambio y concienciación. Mi esperanza es que niñas y niños como nosotros, los sobrevivientes, puedan escuchar la historia de una niña que, en algún lugar del mundo, está aterrorizada de salir de su habitación, con la esperanza de salir de ella y decir: "No, no voy a seguir defendiendo esto. Me niego a callar". Mis condolencias a cada niño, adolescente o adulto que alguna vez haya sufrido. No están solos. Gracias por leer.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    nombre

    Bueno, un poco sobre mí: ¡soy chica, así nací! Fui animadora durante toda la preparatoria y vengo de un hogar monoparental con un solo hijo, ¡solo mi papá y yo! Hace unos años, mi papá me pidió que sacara la basura; era parte de mis tareas semanales. El hijo de nuestro vecino, que entonces rondaba los treinta y tantos, estaba en la entrada de la casa de sus padres sentado en su camioneta. Llevé la basura hasta el final de la entrada, y al volver, me llamó: "¡Hola, guapa!". Fui al borde de nuestro jardín para hablar con él. Estaba borracho, muy borracho, con una cerveza en la mano. Empezó a hablar de cuánto odiaba a su prometida y de cuánto odiaba tener hijos. Entonces me preguntó: "¿Cuánto cuesta una felación?". Me quedé muy sorprendida y pensé que bromeaba. La diferencia de edad era mucha. Le dije: "No puedes pagarme". Dijo: "Ah, así que sabes cómo dar una". Me reí. Salió de la camioneta y empezó a orinar a su lado. Dije: "Buenas noches" y empecé a alejarme. De repente, me agarró del pelo y me arrastró hasta un cobertizo en el patio trasero. No tengo ni idea de por qué, pero sinceramente pensé que solo estaba jugando conmigo. Como si tuviera miedo, pero en realidad pensé que me iba a encerrar en el cobertizo como una broma de mal gusto. Seguía preguntando: "¿Qué haces?". Cuando llegamos al cobertizo, me tiró al suelo y cerró la puerta. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba en peligro. Sacó un cuchillo del bolsillo y empecé a gritar. Corrió hacia mí y me tapó la boca con la mano. Estaba tan asustada que lloré. Se quitó los pantalones y me ordenó que me quitara los shorts. Tenía demasiado miedo para moverme y fue entonces cuando me hizo el primer corte. Me cortó el brazo. De verdad. Lloraba: "¡Por favor, no!". Sacó una cuerda de la pared y me ató las manos por encima de la cabeza porque intentaba apartarlas. Le había arañado el brazo con las uñas y me llamó "perrita" justo antes de atarme. Luego me quitó los pantalones cortos y la ropa interior. Tenía mucho miedo, pero seguía cortándome, así que cerré los ojos mientras me penetraba a la fuerza "ahí abajo". Me dolía muchísimo y me sentía asquerosa. Gritaba: "¡Por favor, para!", "¡No!", "¡Por favor!". Lo sentí salir y empezó a meterme su "cosa" en la boca. Era asqueroso, tenía muchísima sangre y me daban arcadas. Lo mordí y me dio una bofetada y dijo: "¡Maldita perra, te quieres morir!", y me escupió. Me quitó las cuerdas y vomité. Se apartó por eso, y yo corrí a la puerta y pude salir y correr a mi casa y a mi habitación. Me senté en el suelo contra la puerta y lloré muchísimo toda la noche. A la mañana siguiente, fui a mi médico de cabecera y me derrumbé en el vestíbulo. No recuerdo mucho después de eso. De hecho, no recuerdo mucho de las tres semanas siguientes. Recuerdo el kit de violación y fue horrible. Solo quería ropa y dormir. Estaba agotada y cansada, y había tantas fotos y preguntas. Me dijeron que estaba en shock. Al día siguiente fui a la comisaría. Eso fue lo más difícil de todo. Tenía muchísimo miedo de que no me creyeran. Recuerdo que unas semanas después fue como si se hubiera disipado la niebla. Creo que lo que más sentí esos primeros meses fue un entumecimiento abrumador. Sentía que nadie podía entender lo que sentía y me sentía muy sola. Tan sola... Deseaba desesperadamente que alguien me ayudara. Fue horrible. Decidí, por insistencia de mi padre, hablar con un terapeuta y luego iría a un psiquiatra. No ha sido fácil. Horas y horas y muchas pequeñas victorias, y finalmente estoy en un punto donde una nueva normalidad está empezando a ser real. Creo que lo más importante que he aprendido es que nunca hay vuelta atrás. Ella ya no está. Tengo trastorno de estrés postraumático (TEPT) y probablemente tomaré medicación para lidiar con el trauma el resto de mi vida. Tengo ataques de ansiedad muy graves. Lo peor es que me dañó tanto el interior que oficialmente no puedo tener hijos. Es algo ENORME y no sé cómo superarlo. Tuve que sanar mucho físicamente y tengo muchísimas cicatrices en el cuerpo. No puedo ocultarlas. Siempre me preguntan cómo te hiciste estas cicatrices. Superar esto ha sido duro, pero soy muy fuerte y sobreviví. Me alegro de estar viva. Hubo momentos en los que no quería volver. Desde mi violación, conocí a mi media naranja y ¡me caso en un mes! No soy la misma, pero estoy orgullosa del trabajo que hice por lo difícil que fue. Así que sí, esta es mi historia. Gracias por leer.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Yoga.

    Nunca me gustó el yoga. Era duro, dolía, y odiaba especialmente a la mujer que me obligaba a hacerlo. ¡Ah, las madrastras! Como si mi propio padre no fuera ya bastante malo. Como si no hubiera intentado matarme ya a los 7 años. Como si no hubiera hecho suficiente para traumatizarme, se casa con ella. Estaba obsesionada con la medicina natural. Venía de una familia adinerada y trabajaba como "cura de la tierra" a tiempo completo. Creía en la meditación, el yoga y los aceites esenciales. Así que cuando me diagnosticaron depresión, ansiedad y algunas otras cosas a los 9 años, decidió que iba a curarme. Así empezaron las clases semanales de yoga. Iba a todas. Solo fingí estar enferma una o dos veces... o siete veces. Lo odiaba. Dolía, mi cuerpo se retorcía y me dolía, haciendo todo lo que no debía. Así que decidió empezar clases de yoga en casa. Decidió entrenarme para que fuera buena en yoga. O sea, decidió ponerme mallas y sin camiseta, a pesar de mi trastorno alimentario y disforia de género, y quiso tocarme todo el cuerpo posible. Nadie me creyó, claro. No, solo era una niñita que buscaba atención, que odiaba a su madrastra y a la que le estaban lavando el cerebro para que pensara que tenía una enfermedad mental (sí, de verdad lo decían). Llamé la atención de mi padre por ello una sola vez, y solo una. Debía de tener 12 o 13 años. Esto llevaba años ocurriendo. Por aquel entonces, me habían impuesto una dieta y un régimen de ejercicio estrictos, lo que significaba que tenía un peso muy bajo y no podía mantenerme en pie sin sentirme débil. Actualmente me están diagnosticando SED. Para que se hagan una idea de lo grave que es. En fin, finalmente llamé la atención de mi padre porque le di una patada. En el estómago. Estaba embarazada. "¿Por qué hiciste eso?", preguntó. Estaba sorprendentemente tranquilo. Debería haberme dado cuenta. "Porque intentaba tocarme y yo no quería", respondí. Poco después, me dejaron tirada en la puerta de mi madre y le dijeron a toda la familia que mi madre era una zorra psicópata que intentaba alejarme de ellos. Me siento asquerosa.

  • Informar

  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No sé qué es realmente la sanación; nunca he conocido una vida sin abuso ni enfermedad mental. Para mí, supongo que sanar significaría tener la oportunidad de tener una vida normal. Sin embargo, no creo que sea posible.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Pensé que estas cosas solo pasaban en las películas

    No sé si es por ser mujer, por ser hispana, por no tener a mamá y papá a la fuerza para protegerme de la responsabilidad; probablemente sea una mezcla de todo, pero una cosa es cierta: el mal vive en juzgados pequeños. Soy una sobreviviente de violencia doméstica cuya vida ha sido destruida no solo por años de abuso físico, sino también por el control coercitivo, las represalias legales y el acoso que comenzaron en el momento en que intenté protegerme a mí misma y a mis hijos. Esto no es una disputa por la custodia. Es mala conducta criminal, perjurio, fraude y poner en peligro público. El abuso comenzó en 2021. Sufrí violencia física, incluyendo estrangulamiento, intimidación y control. En agosto de 2024, después de que me estrellara contra una pared con una puerta, finalmente lo saqué de mi casa. Ese debería haber sido el final. En cambio, cuando cesó el abuso físico, comenzó el abuso legal. Desde entonces, he enfrentado un acoso implacable. Mi ex y su abogado utilizaron los tribunales como arma, presentando órdenes de alejamiento en represalia, acusaciones falsas y mociones diseñadas para borrarme como madre. Mi propia orden de alejamiento, basada en informes policiales sobre lesiones sufridas por mí y mis hijas, fue denegada sin ser escuchada. Ese mismo día, presentaron una orden de represalia en mi contra. No se trataba de seguridad. Se trataba de control. Dentro del juzgado, el abuso solo se intensificó. Me han burlado, acosado y amenazado en audiencia pública. Un alguacil tapó mi micrófono y me dijo: "Deja de hablar o vas a perder más hijos". Cuando le supliqué al tribunal que reconociera las necesidades de mi hija como niña en el espectro autista, el comisionado se burló de mí: "Veo que estás llorando, pero no veo ni una sola lágrima". (Con la voz más malvada). Como si estuviera actuando. Tengo audio. ¿Qué hombre en el poder le dice eso a una madre que pierde a sus hijos? Esto no fue justicia, fue crueldad y violó mis derechos. Y no estoy sola. Otros padres en este juzgado describen el mismo trato. Las consecuencias han sido devastadoras. Si mi orden de alejamiento se hubiera aprobado en noviembre, todavía estaría con mis hijas. Todavía tendría mi casa. Todavía tendría mi negocio. En cambio, mis hijas me han estado retenidas durante más de dos meses. Ahora vivo de una bolsa después de un desalojo por mi propia cuenta, obligada a abandonar mi hogar mientras una orden de retención ilegal por represalia está en apelación. Me obligaron a firmar una estipulación bajo apremio, otro ejemplo de cómo se aprovecharon de mí por todos lados. Los riesgos para la seguridad son innegables. Mi ex es un delincuente convicto con múltiples cargos por conducir bajo los efectos del alcohol. Mintió bajo juramento sobre sus armas de fuego, se negó a entregarlas y desde entonces ha comprado más armas ilegalmente. Mientras tanto, su abogado se hizo pasar por un secretario del tribunal de apelaciones —en audio— solo para obtener mi dirección. Esto es fraude. Esto es un delito. Sin embargo, el tribunal los ha protegido mientras me castiga a mí. Esto no es el debido proceso. Esto es control coercitivo: violencia doméstica que ha evolucionado de los puñetazos a las denuncias, de la intimidación física a la guerra psicológica y legal. Mis hijos se han convertido en peones de una campaña para borrarme. Si el sistema hubiera funcionado como debería, todavía estaría con mis hijas, en mi casa, dirigiendo mi negocio. En cambio, estoy sin hogar, silenciada, ridiculizada y aún desprotegida. La justicia debería ser para todos, no solo para quienes pueden pagar un abogado malévolo dispuesto a hacer lo que sea para destruir al otro progenitor.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    ¡Afirma tu humanidad!

    Tenía/tengo que sanar. Mi valor estaba ligado a mi supuesta pureza, mi cuerpo fue usado para el consumo y el placer masculino, mi experiencia fue minimizada, mi dolor fue ignorado, mis emociones humanas fueron descuidadas. ¿Por dónde empiezo? Necesitaba conversaciones honestas con Dios porque estaba furiosa, ¡furiosa! Y estaba harta de que me dijeran clichés religiosos como que me harían pensar: "Ah, tienes razón, solo fue una pequeña violación... ¡Dios es bueno, siempre!". Como si dijera: "No, tío, estaba sufriendo y tenía todo el derecho a sentirme herida. Lo que pasó es basura, y que alguien me diga que encuentre alegría en mi sufrimiento no me ayuda cuando estoy traumatizada. Lo que me ha ayudado es poder reconocer mis sentimientos y escribir sobre ellos. No significa que la verdad de quién es Dios no exista, pero tampoco significa que no te sentirás olvidada, asustada, frustrada, enojada, confundida, y no significa que como cristiana estés obligada a darle un giro positivo a tu sufrimiento. Así que, con eso en mente y corazón, puedo escribir un poema sobre ser objetivada, sobre estar enojada con el hombre que me violó, o sobre estar confundida sobre cómo se supone que debe ser mi relación con Dios después de semejante desastre, porque mantener mis sentimientos ocultos no ayuda y no me hace ningún bien. Así que, te lo digo, mujer negra que estás aprendiendo a sacudirte los roles dañinos en los que nos obligaron: por cortesía, no te equivocas, no estás siendo pecadora: patea, grita y afirma tu humanidad.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Primera vez después del abuso sexual

    Sufrí una violación coercitiva por parte de mi exnovio durante varios meses. Después de abuso no solo sexual sino también emocional, pude dejar la relación hace dos años. Desde entonces ha sido un viaje confuso... me llevó mucho tiempo comprender lo que sucedió y reconocer mi trauma. A veces todavía me siento muy confundida. Para colmo, hace unos días tuve relaciones sexuales por primera vez después del abuso. No sabía qué esperar. Pensé que podría estar bien y pasarlo bien o que sería horrible y que finalmente tendría la fuerte reacción emocional que siempre había esperado para poder validar mi trauma. De alguna manera, no fue ninguna de las dos cosas... pero no fue realmente placentero. Sentí que no estaba realmente presente, pero tampoco podía hacer nada para detenerlo. En el momento tampoco sentí que fuera tan grave como para tener que detenerlo. La persona con la que estaba también fue muy respetuosa y me sentí segura. No sé cómo sentirme al respecto... Esperaba que me ayudara en mi proceso de sanación, pero siento que sigo enfrentando la misma confusión de antes. No fue agradable ni placentero, estaba un poco disociado y no podía hacer nada para detenerlo... Aun así, tengo la sensación de que no fue lo suficientemente malo. Al menos no tan malo como siempre esperé después de experimentar un trauma sexual. ¿Quizás alguien tuvo experiencias similares...?

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    Yoga.

    Nunca me gustó el yoga. Era duro, dolía, y odiaba especialmente a la mujer que me obligaba a hacerlo. ¡Ah, las madrastras! Como si mi propio padre no fuera ya bastante malo. Como si no hubiera intentado matarme ya a los 7 años. Como si no hubiera hecho suficiente para traumatizarme, se casa con ella. Estaba obsesionada con la medicina natural. Venía de una familia adinerada y trabajaba como "cura de la tierra" a tiempo completo. Creía en la meditación, el yoga y los aceites esenciales. Así que cuando me diagnosticaron depresión, ansiedad y algunas otras cosas a los 9 años, decidió que iba a curarme. Así empezaron las clases semanales de yoga. Iba a todas. Solo fingí estar enferma una o dos veces... o siete veces. Lo odiaba. Dolía, mi cuerpo se retorcía y me dolía, haciendo todo lo que no debía. Así que decidió empezar clases de yoga en casa. Decidió entrenarme para que fuera buena en yoga. O sea, decidió ponerme mallas y sin camiseta, a pesar de mi trastorno alimentario y disforia de género, y quiso tocarme todo el cuerpo posible. Nadie me creyó, claro. No, solo era una niñita que buscaba atención, que odiaba a su madrastra y a la que le estaban lavando el cerebro para que pensara que tenía una enfermedad mental (sí, de verdad lo decían). Llamé la atención de mi padre por ello una sola vez, y solo una. Debía de tener 12 o 13 años. Esto llevaba años ocurriendo. Por aquel entonces, me habían impuesto una dieta y un régimen de ejercicio estrictos, lo que significaba que tenía un peso muy bajo y no podía mantenerme en pie sin sentirme débil. Actualmente me están diagnosticando SED. Para que se hagan una idea de lo grave que es. En fin, finalmente llamé la atención de mi padre porque le di una patada. En el estómago. Estaba embarazada. "¿Por qué hiciste eso?", preguntó. Estaba sorprendentemente tranquilo. Debería haberme dado cuenta. "Porque intentaba tocarme y yo no quería", respondí. Poco después, me dejaron tirada en la puerta de mi madre y le dijeron a toda la familia que mi madre era una zorra psicópata que intentaba alejarme de ellos. Me siento asquerosa.

  • Informar

  • Mensaje de la Comunidad
    🇺🇸

    A todos los sobrevivientes aquí: los vemos, los escuchamos, les creemos.

  • Informar

  • “Siempre está bien pedir ayuda”

    “No estás roto; no eres repugnante ni indigno; no eres indigno de ser amado; eres maravilloso, fuerte y digno”.

    “Realmente espero que compartir mi historia ayude a otros de una manera u otra y ciertamente puedo decir que me ayudará a ser más abierta con mi historia”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇪🇸

    Esa noche mi hermano me tocó.

    No sé si lo que me hizo mi hermano se puede clasificar como abuso sexual. Me estaba quedando a dormir en su casa. Era tarde por la noche y estábamos viendo una película. En un momento dado, me preguntó si podía empezar a acurrucarme. De hecho, acepté, ya que somos muy cercanos y ambos disfrutamos del afecto físico. Mientras hacíamos cucharita, metió la mano debajo de mi camisa. No dijo nada, y yo tampoco. A medida que avanzaba la noche, alternaba entre caricias, besos en la cabeza o en un lado de la cara, y palabras de cariño. Le acaricié el brazo distraídamente porque me sentía incómoda allí tumbada. Finalmente, me preguntó "¿está bien?", refiriéndose a su mano subiendo lentamente por mi estómago. Le estaba dando el beneficio de la duda y seguía pensando que la acción era platónica, además de que me sentía bien, además de que soy tímida y me cuesta la confrontación, así que mi cerebro piensa que decir "no" a la gente es provocarla, así que dije "sí". En realidad no quería decirlo. No creo que quisiera decir "no", claro. No creo que quisiera decir nada en absoluto. Estaba cansada. Los dos lo estábamos. Sus caricias progresaron suavemente hasta el punto de acariciar la parte inferior de mis pechos. Fue entonces cuando empecé a cuestionar sus intenciones. Volvió a preguntar "¿está bien?". Volví a decir "sí". Cuando terminó la película, me asusté. La había estado usando para distraerme de lo que estaba pasando, y temía que, al no haber distracción, centrara toda su atención en mí e intentara hacer algo; así que me incorporé. Me apretó ligeramente la parte inferior del pecho mientras lo hacía, quizá a propósito, quizá por reflejo. Cuando se dio cuenta de que me estaba alejando de verdad, retiró las manos, dijo: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro", y se levantó para ducharse. Creo que en ese momento empecé a entrar en pánico. Fue lo que confirmó mis sospechas de que sus caricias realmente tenían una intención sexual. Había estado intentando engañarme a mí misma creyendo que eran afecto inocente, pero esas palabras me obligaban a afrontar la realidad de mi situación. Recuerdo que no paraba de hablar de temas sin sentido mientras desayunábamos porque temía que sacara a relucir lo que acababa de pasar y quisiera hablar de ello. No quería hablar de ello. Quería fingir que nunca había pasado. Todavía lo intento. Pero me atormenta. Él y su esposa (que habían estado durmiendo plácidamente en su habitación toda la noche) se fueron temprano por la mañana de luna de miel (yo estaba allí para cuidar la casa y había ido la noche anterior para pasar el rato con ellos antes de que se fueran). Una vez sola, me fui a dormir tranquilamente a su cama (con su permiso e insistencia, ya que no había otras camas en el apartamento). Mientras intentaba dormirme, aún podía sentir sus manos sobre mí, como una caricia fantasma. Me derrumbé en ese mismo instante. Me sentí culpable y asquerosa por no haberlo parado y por haberlo disfrutado también. Sentía que tal vez yo era la rara, y tal vez yo la que estaba convirtiendo esta interacción en algo inapropiado. Las semanas siguientes, intenté reprimir mis sentimientos. Unos días antes de Navidad, estaba en un avión con mi madre, a punto de empezar nuestras vacaciones. Estaba cerca de la regla y tenía los pechos sensibles. Eso desencadenó algo en mí y de repente lloré ahí mismo, en público. Ese dolor vago me recordó la sensación de aquel apretón que me dio en el pecho. Mi madre me vio a punto de llorar, pero mentí y le dije que era solo porque estaba cerca de la regla y me sentía deprimida (llevó un tiempo luchando contra la depresión, y ella lo sabía). Durante el viaje, tuve flashbacks aleatorios de esa noche, a veces incluso acompañados de náuseas. Sentía que estaba exagerando mi reacción mental, ya que no me habían violado y no debería estar traumatizada por un contacto que apenas puede considerarse íntimo. Al volver a casa, hice algo de lo que no sé si me arrepiento: hablé con él. Le envié un mensaje largo (vive en otra ciudad, lo que me dio más seguridad al confrontarlo) del que apenas recuerdo nada, salvo que mencionaba "esa noche" y cuánto me había afectado. Me derrumbé al escribirlo, y probablemente no era muy coherente. Mi hermano me envió muchas respuestas cortas en ráfagas rápidas al verlo. Se disculpó profusamente. Dijo "No sé qué me pasa", "Buscaré ayuda psicológica", entre muchas cosas que no recuerdo. Eso me asustó un poco. ¿Para qué necesitaba ayuda psicológica? ¿Estaba admitiendo que tenía impulsos que no podía controlar? Pero no dije nada al respecto. Tenía miedo de acusarlo, y me aseguré de aclarar que yo también era culpable por no poner límites. Ambos nos respondíamos sin pensar. Estábamos en pánico y llenos de adrenalina. Tenía miedo de perderlo. Era mi único vínculo en la ciudad donde vivíamos (muy lejos de la nuestra, donde viven nuestros padres y mis amigos). No quería molestarlo, porque es una persona muy sensible y ya me sentía culpable por cómo reaccionaba. Resolvimos el asunto por mensaje. Pero no lo hicimos. En absoluto. Fingí que sí, pero seguía atormentada por las dudas y la paranoia. Más que las caricias, lo que me atormentaba eran sus palabras: "Lo siento. Tu hermano es un bicho raro". Me conmovieron profundamente. Solo quería negar lo sucedido, pero esas palabras no me lo permitieron. La historia continúa hasta el día de hoy, pero no quiero escribir demasiado sobre las consecuencias de "esa noche", ya que escribiría demasiado y quiero centrarme en si fue un caso de abuso. En este punto, me siento un poco más centrada y capaz de aceptar que lo sucedido tuvo un trasfondo sexual. Todavía me siento avergonzada y culpable. Consentí algunas caricias. No estoy segura de si quería, pero lo hice. Normalmente, eso me haría pensar que fue un encuentro consentido y que ahora simplemente me arrepiento, pero hay muchos factores que también contribuyen a mi creencia de que esto también podría ser un caso de abuso. En primer lugar, mi hermano tenía 38 años en ese momento. Yo tenía 20, lo cual sí, es una adulta, pero aun así; él es mi hermano mucho mayor. Ya era casi un adulto cuando yo nací. Ha sido una figura de autoridad toda mi vida, aunque le gusta fingir que no lo es. Es un poco despistado en cuanto a lo que es apropiado o no en contextos sociales, pero creo que alguien de su edad debería saber que no debe meter la mano bajo la camisa de su hermana pequeña y subir tanto por su cuerpo que sus dedos rocen su areola. En segundo lugar, soy neurodivergente, aunque no se lo dije en ese momento. Sin embargo, cuando se lo conté, me dijo que ya sospechaba. A pesar de eso, siempre he sido callada y retraída, así que me molesta que empezara a tocarme bajo la apariencia de afecto inocente y luego esperara que yo pudiera expresar mi incomodidad cuando la situación se intensificara sin que él especificara qué iba a pasar. Tampoco creo que su forma de buscar consentimiento fuera nada productiva. Solo me preguntó si dos caricias específicas estaban bien, y solo después de empezar a hacerlas. No pidió permiso explícito para nada, salvo para los abrazos al principio. Lo que quiero decir es que yo era vulnerable. Soy joven, inexperta, autista, y él siempre ha sido un apoyo emocional y casi una figura paterna para mí. No sé cómo puede ser tan ingenuo como para pensar que no tiene ningún poder sobre mí. Quizás sí lo sabe, pero no estaba pensando en ese momento. Sigo sin entender por qué me tocaría así. Me consuela un poco pensar que quizás no tenía ningún control sobre ello después de todo. Pero no lo sé. Quizás sí. Soy adulta, después de todo. Y creo que se habría detenido si se lo hubiera dicho. Pero definitivamente nunca di mi consentimiento entusiasta. Me siento traicionada. Me siento perdida. Me siento enojada. Me siento triste. Llevo meses evitando pensar en ello. Esta noche, todo me volvió a la mente y me derrumbé de nuevo. De verdad que no sé qué hacer. No quiero contarle a nadie cercano lo que pasó porque me da vergüenza. Y desde luego no quiero contárselo a mis padres. En cierto modo, quiero cortar lazos con él, pero al mismo tiempo no lo hago porque creo que está arrepentido y no quiero entristecerlo. No puedo evitar ser ingenua. No sé si eso me reconforta o me avergüenza.

  • Informar

  • “Para mí, sanar significa que todas estas cosas que sucedieron no tienen por qué definirme”.

    Creemos en ti. Eres fuerte.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Crecer siendo abusado verbal y emocionalmente puede ser debilitante.

    La mayor parte del abuso y la negligencia con los que crecí fue abuso verbal y negligencia emocional. Eran muchos gritos de mis padres. Mucha violencia contra objetos en nuestra presencia: puñetazos en la mesa, jarras de leche tiradas mientras estábamos todos sentados, me encerraban en mi habitación cuando estaba enojada y molesta, un teléfono fue arrancado violentamente de la pared mientras mi hermana y yo estábamos a centímetros de distancia. El incidente del teléfono ocurrió de noche. Recuerdo que mi hermana y yo estábamos en la cama. Nos sacaron de la habitación y nos gritaron por acostarnos sin lavar los platos. Nos dijeron que teníamos suerte porque nuestros padres estaban tan enojados con nosotras por no lavar los platos que querían golpearnos, pero no lo hicieron, sino que arrancaron violentamente el teléfono de la pared frente a nosotras. No me sentí afortunada. Estaba muy molesta, enojada y asustada, y salí de casa por la noche en camisón llorando. Luego me dijeron que estaba exagerando y llorando para llamar la atención y la compasión. Otra noche, cuando era niña, tenía pesadillas y lloraba. Estaba muy asustada y alterada, y no podía dormir. Uno de mis padres vino a mi habitación y me abofeteaba repetidamente cada pocos segundos en la mejilla. Mientras me abofeteaban, me decían que seguiría dándome bofetadas hasta que dejara de llorar. Me abofeteaban en la cara cada pocos segundos hasta que paraba de llorar. Estoy aprendiendo que, como resultado del abuso verbal y la negligencia emocional con la que crecí, he pensado y actuado como si fuera la culpable de cómo me trataron de niña. He vivido una vida plagada de culpa y autorreproche. Mi cerebro interpretaba cómo me trataban como merecía ser tratada y que yo, no mis padres, era la culpable. Si no hubiera tenido miedo y llorado, no me habrían abofeteado. Si hubiera lavado los platos, no habrían arrancado el teléfono de la pared que tenía delante. Es un pensamiento bastante retorcido, pero no es raro en personas que fueron tratadas como yo de niña. Estoy trabajando duro para desaprender esa forma de pensar. Los efectos del abuso y la negligencia perduran hasta el día de hoy. He llegado a comprender que muchas de mis emociones abrumadoras actuales como la rabia, el enojo, la depresión y la ideación suicida pasiva son retrocesos a mi infancia, cuando nadie me ayudó a contener, procesar y superar sentimientos grandes, fuertes y volátiles. Como resultado, he tenido episodios de depresión profunda y debilitante. He sido suicida pasivamente, deseando estar muerta o al menos en un hospital. Todos mis hermanos han sufrido. Tengo una hermana que ha sido hospitalizada más de cincuenta veces por problemas de salud mental y también está incapacitada por esos problemas. Tengo una ansiedad leve bastante constante que ha estado presente durante tanto tiempo que no era consciente de ella hasta hace poco, es una parte tan importante de mi ser. Soy hipervigilante y rutinariamente reacciono a las situaciones actuales de maneras que no coinciden con el problema actual. Puede ocurrir algo insignificante y, en lugar de molestarme un poco y volver rápidamente a la calma, mi sistema nervioso lo interpreta como una situación peligrosa; inconscientemente, me pongo en alerta máxima y tengo una reacción exagerada. También suelo interpretar una situación benigna como peligrosa. Por ejemplo, oigo cierto tono de voz en alguien y de repente creo que me van a gritar, golpear o lanzar algo cuando simplemente me dicen que se me cayó un billete de un dólar al suelo. Aprender sobre el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPTc) ha sido extremadamente útil, al igual que los Sistemas Familiares Internos (SFI) y mi terapia, que es en parte terapia tradicional, pero también está basada en el trauma, con muchos conceptos y trabajo basados en el cuerpo y de abajo hacia arriba (en lugar de basados en el cerebro y de la cabeza hacia abajo). Tenía 56 años cuando me di cuenta de que estaba lidiando con el TEPTc y ahora me siento, en muchos sentidos, como una nueva persona. ¡Nunca es demasiado tarde!

  • Informar

  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Ser creído

  • Informar

  • Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    nombre

    Bueno, un poco sobre mí: ¡soy chica, así nací! Fui animadora durante toda la preparatoria y vengo de un hogar monoparental con un solo hijo, ¡solo mi papá y yo! Hace unos años, mi papá me pidió que sacara la basura; era parte de mis tareas semanales. El hijo de nuestro vecino, que entonces rondaba los treinta y tantos, estaba en la entrada de la casa de sus padres sentado en su camioneta. Llevé la basura hasta el final de la entrada, y al volver, me llamó: "¡Hola, guapa!". Fui al borde de nuestro jardín para hablar con él. Estaba borracho, muy borracho, con una cerveza en la mano. Empezó a hablar de cuánto odiaba a su prometida y de cuánto odiaba tener hijos. Entonces me preguntó: "¿Cuánto cuesta una felación?". Me quedé muy sorprendida y pensé que bromeaba. La diferencia de edad era mucha. Le dije: "No puedes pagarme". Dijo: "Ah, así que sabes cómo dar una". Me reí. Salió de la camioneta y empezó a orinar a su lado. Dije: "Buenas noches" y empecé a alejarme. De repente, me agarró del pelo y me arrastró hasta un cobertizo en el patio trasero. No tengo ni idea de por qué, pero sinceramente pensé que solo estaba jugando conmigo. Como si tuviera miedo, pero en realidad pensé que me iba a encerrar en el cobertizo como una broma de mal gusto. Seguía preguntando: "¿Qué haces?". Cuando llegamos al cobertizo, me tiró al suelo y cerró la puerta. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba en peligro. Sacó un cuchillo del bolsillo y empecé a gritar. Corrió hacia mí y me tapó la boca con la mano. Estaba tan asustada que lloré. Se quitó los pantalones y me ordenó que me quitara los shorts. Tenía demasiado miedo para moverme y fue entonces cuando me hizo el primer corte. Me cortó el brazo. De verdad. Lloraba: "¡Por favor, no!". Sacó una cuerda de la pared y me ató las manos por encima de la cabeza porque intentaba apartarlas. Le había arañado el brazo con las uñas y me llamó "perrita" justo antes de atarme. Luego me quitó los pantalones cortos y la ropa interior. Tenía mucho miedo, pero seguía cortándome, así que cerré los ojos mientras me penetraba a la fuerza "ahí abajo". Me dolía muchísimo y me sentía asquerosa. Gritaba: "¡Por favor, para!", "¡No!", "¡Por favor!". Lo sentí salir y empezó a meterme su "cosa" en la boca. Era asqueroso, tenía muchísima sangre y me daban arcadas. Lo mordí y me dio una bofetada y dijo: "¡Maldita perra, te quieres morir!", y me escupió. Me quitó las cuerdas y vomité. Se apartó por eso, y yo corrí a la puerta y pude salir y correr a mi casa y a mi habitación. Me senté en el suelo contra la puerta y lloré muchísimo toda la noche. A la mañana siguiente, fui a mi médico de cabecera y me derrumbé en el vestíbulo. No recuerdo mucho después de eso. De hecho, no recuerdo mucho de las tres semanas siguientes. Recuerdo el kit de violación y fue horrible. Solo quería ropa y dormir. Estaba agotada y cansada, y había tantas fotos y preguntas. Me dijeron que estaba en shock. Al día siguiente fui a la comisaría. Eso fue lo más difícil de todo. Tenía muchísimo miedo de que no me creyeran. Recuerdo que unas semanas después fue como si se hubiera disipado la niebla. Creo que lo que más sentí esos primeros meses fue un entumecimiento abrumador. Sentía que nadie podía entender lo que sentía y me sentía muy sola. Tan sola... Deseaba desesperadamente que alguien me ayudara. Fue horrible. Decidí, por insistencia de mi padre, hablar con un terapeuta y luego iría a un psiquiatra. No ha sido fácil. Horas y horas y muchas pequeñas victorias, y finalmente estoy en un punto donde una nueva normalidad está empezando a ser real. Creo que lo más importante que he aprendido es que nunca hay vuelta atrás. Ella ya no está. Tengo trastorno de estrés postraumático (TEPT) y probablemente tomaré medicación para lidiar con el trauma el resto de mi vida. Tengo ataques de ansiedad muy graves. Lo peor es que me dañó tanto el interior que oficialmente no puedo tener hijos. Es algo ENORME y no sé cómo superarlo. Tuve que sanar mucho físicamente y tengo muchísimas cicatrices en el cuerpo. No puedo ocultarlas. Siempre me preguntan cómo te hiciste estas cicatrices. Superar esto ha sido duro, pero soy muy fuerte y sobreviví. Me alegro de estar viva. Hubo momentos en los que no quería volver. Desde mi violación, conocí a mi media naranja y ¡me caso en un mes! No soy la misma, pero estoy orgullosa del trabajo que hice por lo difícil que fue. Así que sí, esta es mi historia. Gracias por leer.

  • Informar

  • “Sanar significa perdonarme a mí mismo por todas las cosas que pude haber hecho mal en el momento”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Por favor ayuda

    Hola. A los 14 años descubrí que lo que me había pasado no estaba bien. No tengo ni idea de cómo afrontar el hecho de que, al parecer, soy víctima de COCSA, así que por eso estoy aquí, porque no tengo ni idea de qué hacer. Empezó cuando yo tenía 5 años y ella 9. La primera vez, me preguntó qué tipo de ropa interior de princesa llevaba puesta y luego me pidió que la viera. Se la enseñé y me tocó, y luego me preguntó si me gustaba. No sabía qué se suponía que me tenía que gustar. Esto duró un tiempo, y al final también metió a mis hermanas, que tenían su edad. Ni siquiera sabía qué era, pero quería que siguiera pasando el rato conmigo y con ellas, así que no me quejé. Una noche, la hermana con la que compartía habitación me preguntó si podíamos "practicar" para ser buenas con ella y luego me pidió que la tocara. La llamaba su caseta de perro, y tuve que ayudarla. Mi hermana y yo no hemos hablado de esa noche desde que pasó, y no puedo sacármelo de la cabeza. Pero la chica nunca dejó de estar conmigo. Un día vino a mi casa y quiso quedarse a dormir. Me emocioné tanto que me pidió dormir en mi habitación solo conmigo. Llegó la hora de dormir y me preguntó si podía ayudarla, pero le dije que no quería, así que me hizo sostener su teléfono con pornografía. Me quedé ahí sentado un buen rato mientras lo hacía, haciéndome mirar. Nunca supe que estaba mal, simplemente me encantaba la idea de que pensara en mí. La última vez, tenía 12 años. Mi familia la llevó de vacaciones, y quería volver al apartamento por cualquier motivo, así que me pidió que la acompañara. Estaba abajo comiendo pizzas, y me pidió que subiera. Entré en la habitación y no llevaba pantalones. Me pidió que me acercara a sentarme y me preguntó si podía ayudarla. Le dije que no quería, y simplemente me pidió que me quitara la camiseta y mirara. Recuerdo que me quedé allí sentada, mirándome en el espejo. Todo el tiempo. Por primera vez, tuve miedo. Nos fuimos cuando terminó y no dijimos nada. Cuando cumplí 14 años, hablé del tema y me dijeron que no estaba bien. Siete años de mi vida. No lo sabía. Y no sé cómo afrontar todo esto. Cualquier consejo o ayuda me vendría genial.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #20

    A los cuatro años, mi madre solía llevarme a la cajuela de su Jeep y me golpeaba durante 20 o 30 minutos seguidos. Me pegaba, me jalaba el pelo y me gritaba groserías. El abuso físico duró hasta los 11 años, y solo paró cuando intervino la CPS. Mi padre lo sabía; no hizo nada. A los 6 años, otra chica abusó sexualmente de mí en la escuela. Mi madre me dijo que no era abuso sexual y que solo estaba "jugando". A los 11 años, los chicos del barrio abusaron sexualmente de mí. Eran adolescentes y me tocaban inapropiadamente, me frotaban el pene y me contaban chistes inapropiados. A esa misma edad, varios chicos a los que consideraba amigos también me hicieron sexo oral en la cara. A los 16 años, un hombre de 26 años me violó. Me acosó desde los 14 años y me convenció de que era una persona fiable. En ese mismo momento, fui violada por un chico de 23 años al que conocía desde hacía dos años y al que consideraba seguro. Me llevó a una habitación donde podíamos estar "a solas" y luego me abusó sexualmente. Lloraba y le decía que parara, pero no paró. Salí con él tres meses después, y continuó presionándome para tener sexo y abusando emocionalmente de mí. A los 14 años, empecé a sufrir acoso en línea. Comporté mal dándole mi número de teléfono y dirección a alguien en quien confiaba, y los publicó en 4chan (un foro público de imágenes). Me acosaban a diario: recibía amenazas de muerte, llamadas amenazantes y llamadas a mi escuela. Luego descubrí que la persona en quien confiaba había asesinado a una chica en su ciudad natal, y que tenía pruebas de que yo sería la siguiente víctima. A los 17 años, mi padrastro me agredió físicamente y casi me rompe la muñeca. Me apagó un cigarrillo en la cabeza, me estranguló y me amenazó. Mi madre observaba, con el teléfono en la mano, y me dijo que era culpa mía por "no irme cuando me lo dijo". La única ayuda que recibí fue la de un vecino que me vio salir corriendo de casa, cubierto de sangre. Ese mismo año, me echaron de casa porque me negué a levantar la orden de alejamiento de mi padrastro, y mi madre me dio un ultimátum. Me negué y me fui a vivir a otro lugar. A los 18 años, me mudé con mi primer novio serio. Era abusivo y me engañó varias veces. Me insultaba de mil maneras y amenazaba con hacerme daño y con romper mis pertenencias. No me escapé hasta que cumplí 19 años. A los 20, me mudé con mi padre. Mi madrastra estaba celosa de nuestra relación, me agredió físicamente y me echó de casa el día que cumplí 21. Mi padre no hizo nada más. A los 21 años, desarrollé bulimia y anorexia potencialmente mortales y comencé a beber en exceso para automedicarme. Mi prometido me ayudó a superar estos trastornos y me salvó la vida. Ahora tengo 24 años y tengo muchas relaciones estables y saludables, tanto de amistad como de amor. También recibo ayuda con medicamentos para el TEPT complejo, el TAG y el trastorno depresivo mayor. También comencé terapia recientemente y estoy aprendiendo a afrontar mis traumas y a seguir adelante. Es difícil, y hay muchas cosas que recuerdo cada día que me causan pánico, pero quiero sanar y recuperar mi inocencia, mi poder y mi autoestima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Yo

    Ni siquiera recuerdo cuántos años tenía. Fue más o menos cuando mis padres se divorciaron, tendría entre 6 y 8 años, y esto ocurrió a lo largo de varios años, por eso lo tengo tan borroso. Solía ir a casa de mi tía los jueves durante las vacaciones, a veces también los viernes. Cada vez que iba, mi prima, que es dos o tres años mayor que yo, me hacía cosas. Creo que la primera vez que hicimos algo sexual fue simplemente besarnos, con lengua, por supuesto. Pero con el tiempo, empezó a comerme la leche cada vez que iba; definitivamente no lo disfrutaba, simplemente me paralizaba. Intenté decirle que parara muchas veces, pero nunca me hizo caso. Íbamos a la habitación de invitados en el tercer piso, lejos de todos, y me pedía que jugáramos a las familias, donde ella era el papá y yo la mamá, o me rogaba que jugáramos a ser "famosos" con ella. Siempre decía que ella sería el hombre y yo la mujer. Una vez fuimos a casa de mi abuela y me vistió con bufandas, jugando a una "boda" conmigo. Incluso me hizo besarla delante de mi abuela. No entiendo cómo esto estaba tan normalizado para mi abuela como para no cuestionar sus besos fuertes y sus caricias. Incluso intentó agredirme delante de mi hermano cuando era pequeño. Fue terrible cuando mis padres se divorciaron; cuando estaba con mi padre, nos quedábamos con ella y mi tía. Claro, nos obligaban a dormir juntas porque creían que éramos muy unidas. Fue entonces cuando mi mundo se derrumbó; fueron los peores años de mi vida, de los que ya no recuerdo mucho. Viví con miedo durante años. Un día, simplemente lo olvidé. Me olvidé de ella, perdí la mayoría de los recuerdos de lo que me había hecho, y volvimos a ser amigas. Era ingenua, desesperada por la atención de mi prima mayor. Así que, cuando tenía 10 años, casi volvió a pasar, y desde entonces no he vuelto a ser la misma. Ayer fue mi cumpleaños y ella vino, actuando con normalidad, como siempre. Me da asco. Se va de casa de su padrastro con su madre y me preguntó si quería quedarme a dormir. No. Nunca más. No creo que se lo cuente a nadie de mi familia. Mi mejor amiga y mi ex lo saben, pero de verdad creo que no importa porque pasó hace siglos y, de todas formas, nadie me creería. Gran parte de mi infancia es borrosa ahora y no puedo evitar sentirme aterrorizada por la intimidad, aunque pienso mucho en ello. Gracias por leer.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    La voluntad de seguir creyendo que todo estará bien

    Mi nombre es Nombre. Crecí con una madre, dos hermanas y un padrastro que se convirtió en mi padre cuando mi padre biológico falleció a los 7 años. Mi padrastro se convirtió en alguien a quien admiraba en una época en la que no sabía cómo afrontar el duelo. Era mi padre y me enorgullecía llamarlo así. Cuando tenía 10 años, el que llamaba mi padre abusó de mí en nuestro patio trasero. Me dijeron que si se lo contaba a alguien, nos quedaríamos sin hogar y que destrozaría a la familia si decía una palabra. Ese fue el día en que me quedé callado. No supe lo grave de la situación hasta los 11 años. Descubrí lo que me había hecho a través de una película que estaba viendo sin supervisión. Recuerdo el momento exacto en que lo descubrí. Conteniendo las lágrimas, corrí a la ducha y comencé a lavarme el cuerpo. Pensé que si me lavaba con suficiente fuerza, de alguna manera podría limpiarme de impurezas. Asumí la culpa de lo sucedido y no me atreví a decir nada porque si lo hacía, solo podía imaginar a mi madre y a mis hermanas en la calle, ya que él era el único que aportaba el dinero para vivir. De los 11 a los 13 años, solo eran meros comentarios y besos obligatorios en los labios, pero esa era mi normalidad. No sabía que no era normal en otras casas hasta que una amiga se dio cuenta. Empecé a sospechar el peligro que podría correr si algo volviera a ocurrir al crecer. Cuando tenía 14 años, una noche encontró un video mío con mis amigas en mi teléfono. Lo usó en mi contra y dijo que lo que hiciéramos en nuestro video me enviaría a la cárcel por un largo tiempo, y que si no hacía lo que él decía, lo enviaría por correo electrónico a la policía. Empezó a manipularme y los besos se convirtieron en 10 besos seguidos. Venía en mi habitación, en mi baño, en los vestidores, en mi cama, y cuando conducía me tomaba la mano o me la ponía en el muslo. Cuando intentaba defenderme, amenazaba con quitar las puertas de mi baño y mi habitación. El momento en que supe que corría mayor peligro fue la noche en que sugirió tener relaciones sexuales para tener un coche o ir a la universidad. Corrí a casa para contárselo a mi madre, pero no me creyó. Sabía que algo tenía que cambiar, pero me sentía estancada. No sabía qué hacer. Cuando tenía 15 años, fui a un campamento de la iglesia con el grupo de jóvenes de la iglesia de mi abuela. Un día, el grupo en el que estaba tuvo un círculo de oración. Era una oportunidad para que los campistas dijeran lo que sentían. Cuando llegó mi turno, les conté todo. El último día del campamento, el director que voló a buscarme me dijo que estaba a salvo y llamaron a los Servicios de Protección Infantil. Me entristeció, pero sabía que, de alguna manera, todo iba a salir bien. El resto de mi verano consistió en reuniones y preparación para el juicio. El juicio llegó varios meses después, pero no me creyeron. Toda mi vida intenté proteger a mis hermanas de lo mismo, pero cuando no me creyeron, empecé a sentir que no las estaba protegiendo. No solo eso, sino que mi primera hermana, que entonces tenía 10 años, no quería saber nada de mí, y aunque me enojaba que mi madre y mi hermana me echaran, tenía a mis abuelos y a mi hermanita, que entonces tenía 5 años, para adorarme y verme como era con plena fe. 7 años después, a los 22, a quien una vez llamé papá fue sentenciado a cadena perpetua. ¿Cómo? Lo mismo le pasó a mi hermana menor, a solo 5 años de distancia de mí. Había pruebas suficientes, y fue el día en que el jurado, el juez y media sala llena me creyeron. Pero esta vez, mis dos hermanas me dejaron fuera. En un período de 12 años de mi vida, me sentí solo, invisible e ignorado. Desde que conté mi historia a los 15 años, me sentí aún más sola, invisible e ignorada. El resto de mi familia no sabía nada de lo que me había pasado porque mi familia vivía en secreto. Secretos, sufrimiento, silencio. Las tres S en las que consistía mi vida. Por fin, a los 22, pude respirar. Me había quitado un peso de encima durante 12 años y, aunque la actitud de mi hermana pequeña hacia mí cambió, estaba a salvo, y eso era todo lo que me importaba. A los 23 años, mi hermana menor, que también había sufrido abusos sexuales como yo, a la que había intentado proteger desde los 11, murió a causa del fentanilo. Fue entonces cuando juré no volver a callarme nunca más. A los 25, dejé todo lo que conocía para embarcarme, de alguna manera, en un viaje por el mundo para transmitir un mensaje de liberación, cambio y concienciación. Mi esperanza es que niñas y niños como nosotros, los sobrevivientes, puedan escuchar la historia de una niña que, en algún lugar del mundo, está aterrorizada de salir de su habitación, con la esperanza de salir de ella y decir: "No, no voy a seguir defendiendo esto. Me niego a callar". Mis condolencias a cada niño, adolescente o adulto que alguna vez haya sufrido. No están solos. Gracias por leer.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No sé qué es realmente la sanación; nunca he conocido una vida sin abuso ni enfermedad mental. Para mí, supongo que sanar significaría tener la oportunidad de tener una vida normal. Sin embargo, no creo que sea posible.

    Estimado lector, este mensaje contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Aenean commodo ligula eget dolor. Aenean massa. Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Donec quam felis, ultricies nec, pellentesque eu, pretium quis, sem. Nulla consequat massa quis enim. Donec pede justo, fringilla vel, aliquet nec, vulputate

    Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Aenean commodo ligula eget dolor. Aenean massa. Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Donec quam felis, ultricies nec, pellentesque eu, pretium quis, sem. Nulla consequat massa quis enim. Donec pede justo, fringilla vel, aliquet nec, vulputate

    Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    0

    Miembros

    0

    Vistas

    0

    Reacciones

    0

    Historias leídas

    Para obtener ayuda inmediata, visite {{resource}}

    Hecho con en Raleigh, NC

    |

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    Publicar un mensaje

    Comparte un mensaje de apoyo con la comunidad.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto se publique tu mensaje. así como enviar recursos útiles y apoyo.

    Por favor, respete nuestras Normas de la comunidad para ayudarnos a mantener Our Wave un espacio seguro. Todos los mensajes serán revisados ​​y se eliminará la información que los identifique antes de su publicación.

    Haz una pregunta

    Pregunta sobre supervivencia o apoyo a sobrevivientes.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto tengamos respuesta a tu pregunta, además de recursos útiles y apoyo.

    ¿Cómo podemos ayudarte?

    Indícanos por qué denuncias este contenido. Nuestro equipo de moderación revisará tu informe en breve.

    Violencia, odio o explotación

    Amenazas, lenguaje de odio o coerción sexual

    Acoso o contacto no deseado

    Acoso, intimidación o mensajes no deseados persistentes

    Estafa, fraude o suplantación de identidad

    Solicitudes engañosas o hacerse pasar por otra persona

    Información falsa

    Afirmaciones engañosas o desinformación deliberada

    Iniciar sesión

    Ingresa el correo electrónico que usaste para enviar tu solicitud a Our Wave y te enviaremos un enlace para acceder a tu perfil.