Comunidad

Ordenar por

  • Seleccionado

  • Más reciente

Formato

  • Narrativa

  • Obra de arte

Yo estaba...

La persona que me hizo daño era un...

Me identifico como...

Mi orientación sexual es...

Me identifico como...

Yo era...

Cuando esto ocurrió, también experimenté...

Bienvenido a Our Wave.

Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
Mensaje de Sanación
De un sobreviviente
🇨🇴

poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Creemos en ti. Eres fuerte.

    Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1741

    Mi Historia: Encontrando Luz en las Sombras del Trauma: Soy un hombre de sesenta y tantos años, esposo de mi alma gemela desde hace casi treinta años y padre de dos hijos increíbles que me llenan el corazón de alegría. Pero bajo este amor se esconde una historia de dolor que me ha moldeado de maneras que apenas ahora empiezo a comprender. Comparto esto para conectar con otras personas que puedan sentir el mismo peso, para que sepan que no están solos y para encontrar un camino hacia la sanación. Mi infancia estuvo marcada por el acoso escolar, la violencia y el abuso sexual, dejando cicatrices que se manifiestan como fibromialgia, desconfianza y una lucha por encontrar la paz. Una Infancia Robada: Mis primeros años fueron seguros, llenos de amigos del barrio y padres que me querían. Pero alrededor de los 10 años, todo cambió. La escuela se convirtió en un campo de batalla donde me atacaban con palabras crueles, me perseguían hasta casa y me amenazaban con arrojarme a un estanque si no corría lo suficientemente rápido. Mis amigos se alejaban, temiendo ser los siguientes. Me sentía sola, marcada como la "llorona" incapaz de defenderme. La hipocresía de mis compañeros, que me atormentaban toda la semana pero sonreían inocentemente en la iglesia, era insoportable, y dejé de ir a la iglesia mucho antes del instituto, incapaz de confiar en la fachada. Ese verano, el ataque de un desconocido me dejó una herida más profunda. Mientras pescaba, un chico mayor me derribó, me inmovilizó en el barro y usó mi propio calcetín para quemarme la garganta con una fricción tan fuerte que tardó semanas en sanar. La risa que oí mientras yacía indefensa aún resuena en mis pesadillas. Corrí a casa, avergonzada, y aunque mis padres intentaron ayudar, nunca encontramos al atacante. A partir de entonces, cada rostro se sentía como una amenaza potencial. El verano siguiente trajo una traición que rompió algo más profundo. Un chico al que apenas conocía me atrajo a su casa con promesas de amistad. Me enseñó revistas que era demasiado pequeña para entender, y antes de que me diera cuenta, una chica y un chico mayores estaban allí, tomándome una foto y riéndose mientras me obligaban a tener relaciones sexuales. Sus crueles palabras, insultándome y amenazando con exponerme, me marcaron el alma. Me aterraba que esas fotos me arruinaran, aunque nunca salieron a la luz. Ese día me dejó cuestionándome quién era, avergonzada de mi cuerpo y mis deseos, especialmente después de otro ataque que me dejó físicamente alterada de una manera que aún no puedo afrontar del todo. El instituto y una fe destrozada: Para cuando entré en un instituto católico a finales de los 70, ya tenía miedo de estar sola con alguien. Los rumores de mis compañeros sobre evitar a ciertos sacerdotes y profesores agudizaron mi miedo. Algunos profesores nos disciplinaban con una crueldad que parecía personal, como si nos golpearan con un anillo que nos dolía pero no dejaba huella. Me gradué a principios de los 80, con una profunda desconfianza hacia la autoridad. Cuando el informe del gran jurado de Pensilvania de 2018 reveló encubrimientos generalizados de abusos en mi antigua escuela, confirmó mis peores temores y destrozó lo que quedaba de mi fe. No pude perdonar a quienes me lastimaron ni creer en un paraíso donde pudieran estar, dejándome espiritualmente a la deriva. Amor, Pérdida y Redención: Mis primeros años de adultez fueron una lucha. Mis dos primeros matrimonios estuvieron llenos de traición: abuso emocional y físico, acusaciones sobre mis deseos e infidelidad que me hicieron sentir inútil. Enterré mi dolor en las drogas y las malas decisiones, convencido de que nunca encontraría seguridad. Entonces conocí a mi esposa, una mujer cuyo amor y bondad me salvaron. Es mi mejor amiga, mi pareja y la madre de nuestros dos hijos, quienes iluminan mis días más oscuros. Sin embargo, incluso con ella, me cuesta abrirme, por miedo al rechazo o a cargarla con mis partes rotas. Mis fantasías, distorsionadas por ese abuso de antaño, cargan con una vergüenza inquebrantable, convirtiendo la intimidad en una batalla entre el amor y el miedo. El Peso del Dolor: Durante más de 25 años, he vivido con fibromialgia, un dolor constante que se intensifica cuando el estrés me domina. Ahora creo que está ligado al trauma que cargué en silencio, mi cuerpo llevando la cuenta de lo que mi mente intentó enterrar. Los flashbacks golpean fuerte, especialmente el recuerdo de ese calcetín quemándome la garganta. Mi cuerpo lo revive, mi corazón se acelera y lucho contra el impulso de arañarme la piel para detenerlo. Estos momentos me roban el aliento, dejándome temblando y retirándome a llorar solo, temeroso de que mi esposa me vea tan frágil. Siempre he ocultado mis lágrimas, castigado de niño por llorar, y ahora no sé cómo liberarlas sin sentirme débil. Vivo en un estado de alerta constante, buscando amenazas, incapaz de confiar plenamente en nadie. Un simple viaje en ascensor con una pareja amigable puede hacerme perder el control, su presencia me recuerda ese día de hace mucho tiempo. Me siento desconectado, incapaz de llorar en los funerales, ni siquiera por mis padres. Mi voz interior, mi única compañera de niño solitario, ahora me ahoga en rabia o dolor, alejándome del presente. Un camino hacia la sanación: Estos recuerdos han regresado con fuerza, desencadenados por una historia sobre mi instituto que leí la Navidad pasada. Soy un hervidero de ira, a punto de desbordarme o encerrarme en la desesperación. Pero mi familia me impulsa. Empecé terapia hace unos meses con la esperanza de calmar los flashbacks, pero me ha abierto un mar de preguntas sobre la profundidad con la que este trauma me ha moldeado. Libros como "El cuerpo lleva la cuenta" me han mostrado la posible relación entre mi hipervigilancia y la fibromialgia, dándome la esperanza de que sanar mi mente podría aliviar el dolor de mi cuerpo. Compartir en un grupo de apoyo ha sido un gran consuelo, sabiendo que otros me entienden, pero todavía temo que me consideren débil. Quiero liberarme de este dolor; no solo del físico, sino también del terror, la desconfianza, la vergüenza. Quiero estar plenamente presente para mi mujer y mis hijos, dejar de esconderme en el baño a llorar. El perdón me parece imposible cuando no puedo perdonarme a mí mismo por ser ese niño asustado. Pero lo intento, por mi familia y por la parte de mí que aún anhela la paz. Un mensaje para los demás: Si lees esto, quizás también hayas sentido este tipo de dolor. Quizás sepas lo que es guardar un secreto que parece definirte. Estoy aprendiendo que no tiene por qué ser así, aunque lo sientas así. Estoy aquí para sanar, para encontrar la manera de volver a confiar y para abrazar a mi familia sin miedo. Espero que mi historia te ayude a sentirte menos solo y agradezco cualquier apoyo o comprensión que puedas compartir.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Mi papá - Mi héroe, mi ídolo, mi abusador.......

    Como hija única, no tenía a nadie a quien admirar. Pero siempre admiré a mi papá. Aunque nunca estaba presente por trabajo (aunque mamá trabajaba más que él y aun así encontraba mucho tiempo para mí), lo idolatraba. Era mi héroe. Siempre decía: «Los papás lo saben todo, recuérdalo», así que mentirle (incluso mentiras piadosas) no tenía sentido. Sin embargo, cuando cumplí 13 años, empecé a darme cuenta de que sí lo sabía todo. Sabía de qué hablábamos mis amigos y yo, sabía exactamente dónde estaba y con quién estaba sin siquiera tener que preguntarme, y yo siempre me preguntaba por qué. En realidad, tenía mi teléfono rastreado y podía leer todos mis mensajes. Ahora que he pasado por los tribunales y él ha sido encarcelado por los abusos que me infligió, puedo confirmar que, de hecho, me estaba manipulando sexualmente desde los 13 años. Aproximadamente un mes después de mi 18.º cumpleaños, comenzó el horrible abuso que sufrí durante 7 años y medio. Mi padre, disfrazado de desconocido durante los dos primeros años, me chantajeó para que tuviera relaciones sexuales con hombres desconocidos en nuestra casa, el único lugar donde debería haberme sentido segura. Cuando finalmente me di cuenta de que era él, no podría explicar cómo la situación se convirtió en abuso y violación sin control. Nos anunciaba como pareja en sitios de encuentros casuales y, para evitar las palizas, yo le seguía la corriente. Temía tanto por mi vida que las violaciones y agresiones sexuales interminables eran más fáciles —imagínate que fuera la opción más fácil—, hasta que te metes en una situación así, simplemente no sabes cómo vas a reaccionar. Dejé de salir, dejé mis aficiones y, mientras estaba en la universidad, dejé mi trabajo a tiempo parcial: él controlaba cada aspecto de mi vida. Y si dejo que mi máscara de "todo es color de rosa" se caiga, aunque sea por un segundo, sobre todo delante de mi madre, pues no aguanto ni pensarlo. Por suerte para mí, en cuanto mi madre se enteró, desapareció de mi vida en 30 minutos. Por desgracia, después de eso siguió acosando y abusando de otras. Fue condenado y actualmente cumple condena, pero aún le temo.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Eres digno de amor incondicional.

    Estimado lector, el siguiente mensaje contiene lenguaje homofóbico, racista, sexista o despectivo que puede resultar molesto y ofensivo.

  • Informar

  • “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sanar significa no dejar a nadie atrás.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Que se joda la universidad

    Mi historia comenzó cuando tenía 16 o 17 años. Trabajaba en un restaurante y estaba enamorada de mi jefe, que era mayor que yo. Cuando digo mayor, me refiero a 35. Creía que ya era mayor, aunque solo era una bebé, y él no tenía ningún problema en aprovecharse. Lo que me ocurrió durante aproximadamente un año y medio me atormenta y horroriza. Todo culminó con un intento de suicidio justo después de cumplir los 18. Luego busqué ayuda y me fui a la universidad. Se suponía que este sería mi nuevo comienzo. Lamentablemente, no fue así. Conocí a un monstruo, una persona que me sigue en mis pesadillas y me despierta de un sueño profundo cada noche cuando sueño con su rostro. Yo seguía siendo inocente y creía que me amaba. En cambio, me puso un bebé dentro y me golpeó y violó con tanta saña cuando se enteró que pensé que iba a morir por la cantidad de sangre. Sufrí un aborto espontáneo y me desmoroné una vez más. Seguía teniendo solo 18 años. Intenté suicidarme una vez más, lo que me llevó a un hospital psiquiátrico infernal. Me despojaron de toda mi ropa y de todas mis opciones. Sufrí dolores todo el verano y sufrí ataques de pánico tan fuertes que me despidieron del trabajo y necesitaba atención médica cada vez que ocurrían. No pude asistir a clases durante un año y medio. Mi monstruo seguía apareciendo, ahora en forma de detonantes. Un sombrero blanco, el olor a colonia, incluso un tono de voz particular. En todo esto, la policía del campus me hizo sentir que era mi culpa. Sé que nadie en la tierra pediría esto. Si fue mi culpa, y yo la pedí, ¿por qué sigo muriendo de dolor cada día tres años después?

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Éramos amigos.

    Éramos amigos. Eso fue lo que le dije cuando intentó besarme estando borracha. Sonrió y dijo que lo entendía. Éramos amigos. Eso fue lo que le dije cuando acepté dormir en su casa para recuperarme del alcohol, ya que insistió en que no era seguro que caminara a casa. Sentí alivio y consuelo cuando sonrió y dijo que lo entendía. Éramos amigos. Eso fue lo que me pasó por la cabeza en esos segundos que parecieron horas, cuando desperté lentamente con sus manos bajo mis pantalones y sus suaves gemidos. Éramos amigos. Eso fue lo que grité al salir corriendo de su piso. Éramos amigos. Eso fue lo que le repetí a nuestro círculo social, que me culpaba sin cesar de ser demasiado "coqueta" o "darle falsas esperanzas". Éramos amigos. La comprensión que me llevó tiempo aceptar y conceptualizar por completo. Mi percepción del mundo ahora se tiñó de tintes nefastos. Éramos amigos. Eso fue lo que me dije a mí misma cuando comencé a disfrutar de la vida de nuevo. Un momento fugaz, eclipsado por una mirada atenta y una sensación de alerta que nunca me abandona. Éramos amigos. Eso me dije a mí mismo cuando asumí la vergüenza que no me correspondía y me hizo dudar de lo que sabía que me había pasado. Éramos amigos. Eso le dije a la gente cuando empecé a compartir mi experiencia. Cada palabra me parecía un lanzamiento de piedra que había llevado conmigo durante demasiado tiempo. Éramos amigos. Ahí es donde encuentro mi empoderamiento. La mayor violación de la confianza y el respeto, y aun así, sobreviví.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    #1313

    Coerción, abuso y sentirme sola en mi lucha Fui coaccionada a tener relaciones sexuales por alguien que creía mentor y líder en derechos humanos. Es investigador, defensor de los derechos de las mujeres y dirige una organización de servicio civil. Se me acercó románticamente y me obligó a tener relaciones sexuales, haciéndome sentir atrapada y confundida. Estábamos en una relación, pero todo el tiempo me sentí presionada y controlada. Hubo momentos en que estaba enferma, intoxicada o bajo su influencia, y él usó eso para manipularme. Al principio me resistí incluso a su beso, pero después me pareció imposible escapar debido a sus repetidos intentos e influencias. Mirando hacia atrás, ahora me doy cuenta de que lo que hizo estuvo mal, pero en ese momento no lo entendí del todo. Lo que más me duele es la incredulidad y la culpa que enfrento por parte de los demás, especialmente en las redes sociales. La gente no entiende el control coercitivo ni la violación, y siento que nadie me cree. Él seguía contactándome por internet, usándome como objeto sexual, y estoy devastada por cómo me usó para sus propios fines. Me siento inútil, como si hubiera perdido mi dignidad y autoestima. El trauma, las pesadillas y el dolor son abrumadores. Voy a terapia casi a diario para intentar comprenderlo, pero es difícil sobrellevarlo cuando la sociedad y las conexiones que tiene me hacen sentir tan sola. Siento que nadie entiende lo que pasé. Ya no sé si puedo soportar este trauma. Aconséjenme qué puedo hacer, o estoy harta de que me lastimen.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No estamos solos. Estoy aquí para ti. Estamos juntos.

  • Informar

  • “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Lo siento, pero ya no estoy aquí para ti; estoy aquí para mí.

    Muchas veces me he preguntado cómo empezar a contar mi historia, si empezar desde el principio o cuando "llegó el amor". Podría empezar diciendo que me enamoré de quien creía mi mejor amigo. ¡Guau! Se supone que cuando hay una amistad de esa magnitud, el amor es algo maravilloso. Pasó el tiempo y, años después, esa amistad se convirtió en una relación, lo que, para mí, fue una de las cosas más hermosas que me había pasado. Volé 2080 kilómetros desde mi país hasta Estados Unidos por él, creyendo que por fin mi verdadera historia de amor se haría realidad. Sabía que tenía un carácter fuerte y era un poco egocéntrico, algo que me molestaba, pero siempre intentaba ignorar esos pensamientos con los "dulces gestos" que podía tener conmigo. Al tercer año de nuestra relación, tras descubrir una aventura en línea (solo chateaban porque estaban en países diferentes), me propuso matrimonio. Poco después de casarnos, compramos nuestra primera casa juntos. Vaya, si lo analizamos a fondo, hubo muchos momentos maravillosos que terminaron en finales tristes porque, según él, no hice algo bien, y muchas veces me repetía: «Necesito ser mejor para mí y para él», pero para él, nunca fui suficiente. Poco a poco, empecé a decaer. Sus palabras y acciones me llevaron a los lugares más oscuros: depresión y ansiedad. De ahí, todo se volvió aún más oscuro: una pelea en el baño donde él era el único que hablaba, y yo hacía tiempo que había decidido callar para no empeorar el problema. Recuerdo que esa noche estábamos sentados en el suelo del baño discutiendo, y cuando terminó, decidimos irnos. Yo caminaba detrás de él, continuando la discusión, y fue entonces cuando decidió empujarme, haciéndome caer varios metros hacia atrás. Nunca me había sentido tan vulnerable en mi vida. Entre el dolor físico que sentía en el cuerpo, el dolor en el alma era aún más fuerte. Se disculpó e insistió en que creía que lo perseguía para golpearlo. Insistí en que sería incapaz de hacer algo así, pero una vez más me culparon. Poco después, los problemas en la relación se intensificaron y hubo más llanto que risa. Culpé a la depresión, pero en el fondo, sabía que era por todo lo que estaba pasando allí. Decidí buscar ayuda profesional y comencé a trabajar con un psiquiatra. Durante más de un año, estuve en terapia y tomando medicamentos, y fue entonces cuando comenzó mi despertar. Nunca olvidaré el día que mi terapeuta me dijo: "Quiero que hagas un ejercicio que sé que no debería pedirte". Olvidé mencionar que me gradué en psicología en mi país natal. Continuó: "Vamos a hacer un diagnóstico, pero no es para ti. Si tengo razón, nuestra terapia va a cambiar drásticamente porque solo tendrás dos opciones: divorcio o terapia de pareja". Aunque no lo dijo, se inclinaba más por el divorcio. Su petición fue: "Diagnostiquemos, basándonos en la observación, si su esposo es narcisista. Me ha dado muchos ejemplos que me están dando señales de alerta". Consiguió una entrevista con él y, al final, llegamos al diagnóstico: estaba casada con un narcisista. Me dio mucha vergüenza contarle que, una semana antes, no solo fui víctima de su agresión física cuando me empujó, sino que también me tiró del pelo. Nunca me había sentido tan avergonzada hasta que tuve que hablarlo con mi terapeuta. Sus únicas palabras fueron: "Sal corriendo de ahí; no hay vuelta atrás". Le estoy muy agradecida por esas palabras. Hoy, casi un año después de nuestro divorcio legal, aunque este camino no ha sido fácil, siento que me he convertido en una mujer mucho más resiliente. No importa lo difícil que sea la situación, no importa cuánto dolor sientas, el amor no tiene por qué ser la excusa para superar tus límites. Supe durante mucho tiempo que necesitaba irme, y no es fácil. Encontrar esa fuerza no es fácil, pero hoy puedo decir que cuando el amor por uno mismo crece cada día, es ese amor el que te ayuda a seguir adelante. Perderlo todo y perderme para encontrarme ha sido la experiencia más hermosa que la vida me ha dado. NO MÁS. Solo tú tienes el poder de romper el ciclo.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇳🇿

    Todavía me culpo por lo que ella me hizo.

    No recuerdo la edad exacta que tenía cuando ocurrió. Yo (mujer en ese momento) no tenía más de 9 años, lo que significaba que mi hermana (F) tendría al menos 13, ya que es 4 años mayor que yo. Descubrió que había estado viendo videos de chicas besándose en YouTube (antes de que hubiera normas más estrictas) y me dijo que quería hacer eso conmigo. La verdad es que no quería, no me interesaba, pero ni siquiera consideraba que eso de "somos hermanas" fuera un problema. Me dijo que si no lo hacía, se lo diría a nuestra madre. Mi madre era una persona intimidante, nunca quise que se enfadara conmigo y lo sabía cuando me amenazaba con ello. Así que durante todas esas vacaciones de verano, cada vez que pasábamos los fines de semana en casa de mi padre, me hacía sentarme en su regazo y besuquearme con ella. Le dije varias veces que no me gustaba, que no me lo estaba pasando bien, que quería parar. Me dijo que era una buena práctica para cuando tuviéramos novios, algo que tampoco me importaba. Me decía que no le dedicaba suficiente energía y me regañaba; si no usaba la lengua, se enfadaba conmigo; me aplicaba la ley del hielo al día siguiente si no hacía un buen trabajo, y solo era realmente amable conmigo si *sí* hacía un buen trabajo. Que fuera amable conmigo era casi totalmente ajeno a mí, sobre todo cuando... Éramos jóvenes. Ahora tengo 24 años y la saqué de mi vida hace varios años, cuando comprendí plenamente el impacto que sus acciones tuvieron en mí y lo que significaron. Nunca volví a sentirme cómoda a solas con ella; me asaltaban constantemente imágenes mentales de lo sucedido y me sentía mal del estómago cuando hablaba con ella. Ninguna de las dos volvió a hablar del tema y no le dije por qué la bloqueé después de que se fue del estado. Mi madre me lo preguntaba sin parar y yo solo le decía: «Estoy segura de que sabe por qué». A veces me siento culpable por lo que pasó; a veces pienso que nunca habría pasado si no hubiera buscado videos de chicas besándose. Sigo culpándome, aunque estoy segura de que mi hermana nunca piensa que es su culpa; nunca ha sido de las que se hacen responsables de nada en toda su vida. Ambas éramos menores de edad, pero ella tenía la edad suficiente para entender que era inapropiado, y yo era lo suficientemente joven para creer todo lo que mi hermana mayor me decía. Nunca le he contado a nadie los detalles de lo que pasó hasta ahora. Estoy demasiado avergonzada y demasiado asustada. Gracias a todos los que lean esto y espero que quienes hayan pasado por algo similar estén sanando conmigo.

  • Informar

  • Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #447

    ¿Por qué tuviste que ser tan bueno manipulándome? Coqueteabas conmigo en clase, me elogiabas la ropa cuando pensaba que a nadie le importaba. ¿Me dijiste que querías tratarme bien y soy un tonto por creerte? Me dijiste que deberíamos ir al bar, así que lo hicimos. Me sentí vivo, me sentí feliz y tú solo querías que siguiera bebiendo, así que lo hice. Me llevaste de vuelta a tu casa y, honestamente, ni siquiera recuerdo nada. Me desperté y, tengo que darte crédito, fuiste inteligente al decir que tuvimos sexo de inmediato. Me cegaste, me gustabas tanto que no quería asumir lo peor. Pero, por supuesto, mi pequeño paraíso contigo se derrumbó. Un mes después, terminaste las cosas, dijiste que no estaba bien y que querías estar solo. Me sentí tan destruido, pero eso ni siquiera fue lo peor. Las piezas del rompecabezas estaban empezando a encajar. No estoy coherente cuando estoy desmayado, si acaso soy demoníaco. Grito, vomito, me agarrota, no puedo tener sexo, pero eso no te importaba, ¿verdad? Porque no era alguien que realmente te gustara, solo era un trofeo. Me enteré solo unas semanas después de que me dejaras que tú y tus amigos del fútbol hicieron una apuesta, una apuesta estúpida para ver si podías acostarte conmigo, porque la verdad es que no eras tan guapo. Así que espero que seas feliz, espero que estés orgulloso de ti mismo por lo que hiciste. Espero que nunca olvides tu conquista porque me has maldecido para que nunca te olvide.

  • Informar

  • Eres maravillosa, fuerte y valiosa. De un sobreviviente a otro.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No recuerdo haber sido secuestrado

    Soy una mujer de 47 años. Comparto esta historia porque lo que me sucedió hace tanto tiempo todavía me persigue. Estoy en terapia y cuento con apoyo emocional. Cuando tenía 17 años, vivía en un pueblo pequeño. No tenía una buena vida familiar; era extremadamente disfuncional, pero eso no significaba que no los quisiera. Una noche, discutí con mi madre y salí de casa para ir a casa de una amiga de mi familia que vivía a unos 24 kilómetros en coche. Iba a pie. Lo que sucedió después me cambiaría para el resto de mi vida. Para cuando llegué a casa de mi familia, llevaba dos meses desaparecida. Me quedé con la amiga de la familia tres días ayudándola a mudarse y luego me llevaron de vuelta a casa de mi familia, justo cuando me di cuenta de que era el Día de Acción de Gracias. Dejé a mis padres a mediados de septiembre de 1994. No me sentía bien. Sabía que había pasado algo horrible que simplemente no podía recordar. Además, mi madre me sugirió ir al hospital. Pasé dos semanas allí y ahora por fin he asimilado el hecho de que fui secuestrada por tres hombres, llevada más al norte de Ohio, cerca de un campo, con otras chicas conmigo, agredida sexualmente y drogada, y por la gracia de Dios logré escapar y llegar a mi destino ese año, 1994. Incluso hoy sigo luchando con ello, pero sé que después de terapia las cosas mejorarán. Sé que estuve desaparecida porque nadie en mi familia pudo encontrarme; había perdido gran parte de mi memoria, pero lo que recuerdo me sigue dando mucho miedo. Además, el médico que me atendió en el hospital durante mis dos semanas me dijo que estaba muy traumatizada y que estaba muy frustrada porque en ese momento no podía recordar nada. Pero algo que nunca olvidé fue el miedo, el miedo por mi vida. Doy gracias a Dios todos los días porque estos hombres no me mataron. Me llevó años aceptar que sí experimenté esto, pero cuento con un pequeño grupo de apoyo de personas que quiero y que me ayudan en el proceso. He recuperado algunos recuerdos de lo que pasó y, sinceramente, no quiero recordar el resto, porque lo que me pasó fue paralizante y horrible, y lo que no recuerdo probablemente fue peor de lo que recuerdo. Soy una verdadera sobreviviente y jamás querría que esto le pasara a nadie. Solo era una adolescente.

  • Informar

  • Bienvenido a Our Wave.

    Este es un espacio donde sobrevivientes de trauma y abuso comparten sus historias junto a aliados que los apoyan. Estas historias nos recuerdan que existe esperanza incluso en tiempos difíciles. Nunca estás solo en tu experiencia. La sanación es posible para todos.

    ¿Cuál cree que es el lugar adecuado para empezar hoy?
    Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Name, solo tenía 6 años

    Tenía alrededor de 6 años, cierro los ojos y es cómo si volviera a vivir en carne propia el recuerdo, me acuerdo del ruido de la televisión, el olor del desayuno que estaba comiendo, yo solo estaba viendo caricaturas. El, un hombre de alrededor 50 años me cargó y me acomodó en sus piernas, y deslizó su mano por debajo de mis panties, TENÍA 6 AÑOS y ahí empezó mi historia de abusó sexual, una historia que me hubiese gustado no tener que experimentar. Yo hablé ya que mi mamá siempre me había enseñado a que nadie podía tocar mis partes pero en ese entonces mi mamá no tenía los recursos, vivíamos en casa de una prima (la hija de mi abusador) y nadie me creyó, dijeron que era mi imaginación. Otros sucesos pasaron cometidos por la misma persona, me arrebató mi inocencia y me rompió en pedacitos… pese a que yo hablé la primera vez, las otras veces me quedé callada porque nadie me creyó, nadie me protegió y nadie me escuchó más que mi mamá pero en ese entonces ella estaba luchando con un problema de alcoholismo y toda la familia nos dio la espalda. Después de un tiempo dejé de ver a mi abusador pero a los 8 años me volvió a pasar pero esta vez por el esposo de mi tía (la hermana de mi mamá) ellos han sido casados desde que mi tía tiene 16 años hasta el presente. Fuimos de visita a casa de mi tía, era diciembre entonces mi mamá salió con mi tía a comprar cosas para la navidad, yo, mi hermano y mi primo (hijo de mi tía) nos quedamos al cuidado del esposo de mi tía, el en ese entonces era oficial de la policía. Yo estaba jugando con mi primo y mi hermano cuando él me llamó, él estaba sentado en la mesedora viendo las noticias cuando me sentó en sus piernas y yo inmediatamente me paralice puesto que la última vez que alguien me sentó en sus piernas me manoseo, esta vez fue diferente, solo me acaricio las piernas y yo solo sentí cómo algo duro me rozaba mis glúteos, me paralicé y no sabía que hacer, hasta que tuve la fuerza y me bajé. Nunca hablé de mi segundo abusador y nunca lo he hecho, yo ya no vivo en Colombia pero cuando voy me toca actuar cómo si nada aunque por dentro sienta tantas cosas. Por mucho tiempo reprimí todo lo que me pasó, siempre decía que no me afectó y ahora a mis 22 años me está atormentando. Estoy comprometida con el amor de mi vida, siento que ha sido un regalo que Dios y la vida me dio después de tanto tormento pero hay veces que cuando vamos a tener intimidad y me toca siento una rabia en mi, ese tipo de rabia que te dan ganas de pegarle un puño en la cara a esa persona, y no lo entiendo, el no me ha hecho nada? El solo me ha ayudado y me ha tratado con amor y me ha demostrado lo mucho que me respeta y me ama, siempre quise evadir el tema y reprimirlo, no hablar de ello y pretender cómo que no me afectó pero ya llegué a un punto donde me dan unos ataques de ira que ni yo me reconozco, donde termino lastimándome a mí misma o sacando esa ira en mi prometido, hace unas noches por fin en medio de una ataque de ira donde terminé azotandome la cabeza en la pared solo repetía “no me deja en paz, me persigue, sácalo de mi cabeza” estaba en un estado de crisis y mi prometido solo pudo sujetarme en sus brazos mientras me preguntaba quién me perseguía y fue la primera vez que dije su nombre en voz alta, “Name, el hombre que me violo y me robo mi inocencia no sale de mi cabeza” no podía hablar, las lágrimas y gritos de desesperación eran más que las palabras, en ese momento me di cuenta que no importa cuánto allá crecido aquella niña de 6 años sigue dentro de mi, está enojada, está triste y rota. Mi pareja es abogado entonces el fue quien me habló sobre me too movement, me dijo que me hiciera justicia y lo denunciara pero que si no me sentía lista por miedo que navegara las opciones que me too ofrece y que quizá empezara por contar mi historia, por unos días habría la página y solo me quedaba paralizada, pero hoy me anime, ya no merezco ser prisionera de un dolor que no fue mi culpa aunque por mucho tiempo he sentido que lo es, me siento perdida y no quiero que mi pasado defina mi presente, la vida me está dando oportunidades bonitas pero mi abusó sexual no me deja avanzar, cómo me saco esta rabia que siento por dentro? Porque me volví un ser tan agrio y amargo, porque me enojo por todo? Porque no puedo disfrutar la intimidad con mi pareja si es delicado conmigo? Parece que entre más delicado es más rabia siento por dentro. Me siento muy sola y perdida. Quiero este dolor fuera de mi

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    No tengo recuerdos claros y siento mucha culpa

    Mi historia es un poco larga. Cuando tenía 15 años o 16 años, vino a mi mente el recuerdo de cosas que habían ocurrido cuando yo tenía entre 4 y 5 años. Dos tíos abusaron de mí. Los recuerdos sobre esto nunca han sido claros y ahora, muchos años después, todo se ha vuelto más lejano y confuso y he dudado varias veces de mí misma y de mi historia. Hay otras cosas que pasaron en mi infancia que sí recuerdo con más claridad: cuando tenía entre 7 y 8 años, vi a mis papás teniendo relaciones sexuales a mi lado (esa noche me había pasado a dormir con ellos en su cama). Tiempo después, se repitió la situación, pero con mi padrastro y mi mamá. También cuando tenía entre 7 y 8 años, estaba revisando unos CD'S en el DVD que había en la casa para marcarlos según el género musical o según la película que fuera. Uno de los CD'S, era una película porno. Como casi siempre, me encontraba sola en mi casa, entonces la vi completa. No recuerdo si me masturbé. Sé que desde muy niña me frotaba con peluches, muñecas y otros objetos, aunque sin mucha conciencia de lo que hacía, pero estaba presente el miedo a ser vista. Hay algo que me atormenta en este momento: cuando tenía 6 o 7 años, mi prima (ella un año mayor) y yo jugábamos a imitar algunas posiciones de un libro de kamasutra que había en su casa. También tengo leves recuerdos de una vez que, mientras nos bañábamos, frotamos nuestras partes íntimas. No sé si esto se dio en el marco de una curiosidad bilateral y por el contenido del libro al que habíamos estado expuestas o si fui yo quien generó la situación y la persuadió a ella de hacerlo o si la manipulé. No recuerdo que haya sido así, pero me da miedo que sí. ¿Y si imité lo que hacía mis tíos conmigo o lo que vi en contenido al que estuve expuesta? Siento miedo, culpa y vergüenza. Además, hace medio año, recordé que cuando tenía 10 años y cargué a mi hermanita en mi piernas (que estaba como de un mes), sentí un estímulo placentero en mi zona íntima por el contacto. Cuando esta imagen vino a mí (tampoco fue clara, como mis otros recuerdos) sentí culpa, pero no escaló a más porque entendí que fue una reacción física y nada más. Pero luego no podía dejar de pensar en ello y me cuestionaba si había prologando o intensificado el contacto y sentí muchísima culpa, asco y vergüenza. Fue tan fuerte, que tuve un episodio de TOC y siento que aún no he podido salir de ahí, porque ahora me inundan las dudas sobre lo sucedido con mi prima.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #1741

    Mi Historia: Encontrando Luz en las Sombras del Trauma: Soy un hombre de sesenta y tantos años, esposo de mi alma gemela desde hace casi treinta años y padre de dos hijos increíbles que me llenan el corazón de alegría. Pero bajo este amor se esconde una historia de dolor que me ha moldeado de maneras que apenas ahora empiezo a comprender. Comparto esto para conectar con otras personas que puedan sentir el mismo peso, para que sepan que no están solos y para encontrar un camino hacia la sanación. Mi infancia estuvo marcada por el acoso escolar, la violencia y el abuso sexual, dejando cicatrices que se manifiestan como fibromialgia, desconfianza y una lucha por encontrar la paz. Una Infancia Robada: Mis primeros años fueron seguros, llenos de amigos del barrio y padres que me querían. Pero alrededor de los 10 años, todo cambió. La escuela se convirtió en un campo de batalla donde me atacaban con palabras crueles, me perseguían hasta casa y me amenazaban con arrojarme a un estanque si no corría lo suficientemente rápido. Mis amigos se alejaban, temiendo ser los siguientes. Me sentía sola, marcada como la "llorona" incapaz de defenderme. La hipocresía de mis compañeros, que me atormentaban toda la semana pero sonreían inocentemente en la iglesia, era insoportable, y dejé de ir a la iglesia mucho antes del instituto, incapaz de confiar en la fachada. Ese verano, el ataque de un desconocido me dejó una herida más profunda. Mientras pescaba, un chico mayor me derribó, me inmovilizó en el barro y usó mi propio calcetín para quemarme la garganta con una fricción tan fuerte que tardó semanas en sanar. La risa que oí mientras yacía indefensa aún resuena en mis pesadillas. Corrí a casa, avergonzada, y aunque mis padres intentaron ayudar, nunca encontramos al atacante. A partir de entonces, cada rostro se sentía como una amenaza potencial. El verano siguiente trajo una traición que rompió algo más profundo. Un chico al que apenas conocía me atrajo a su casa con promesas de amistad. Me enseñó revistas que era demasiado pequeña para entender, y antes de que me diera cuenta, una chica y un chico mayores estaban allí, tomándome una foto y riéndose mientras me obligaban a tener relaciones sexuales. Sus crueles palabras, insultándome y amenazando con exponerme, me marcaron el alma. Me aterraba que esas fotos me arruinaran, aunque nunca salieron a la luz. Ese día me dejó cuestionándome quién era, avergonzada de mi cuerpo y mis deseos, especialmente después de otro ataque que me dejó físicamente alterada de una manera que aún no puedo afrontar del todo. El instituto y una fe destrozada: Para cuando entré en un instituto católico a finales de los 70, ya tenía miedo de estar sola con alguien. Los rumores de mis compañeros sobre evitar a ciertos sacerdotes y profesores agudizaron mi miedo. Algunos profesores nos disciplinaban con una crueldad que parecía personal, como si nos golpearan con un anillo que nos dolía pero no dejaba huella. Me gradué a principios de los 80, con una profunda desconfianza hacia la autoridad. Cuando el informe del gran jurado de Pensilvania de 2018 reveló encubrimientos generalizados de abusos en mi antigua escuela, confirmó mis peores temores y destrozó lo que quedaba de mi fe. No pude perdonar a quienes me lastimaron ni creer en un paraíso donde pudieran estar, dejándome espiritualmente a la deriva. Amor, Pérdida y Redención: Mis primeros años de adultez fueron una lucha. Mis dos primeros matrimonios estuvieron llenos de traición: abuso emocional y físico, acusaciones sobre mis deseos e infidelidad que me hicieron sentir inútil. Enterré mi dolor en las drogas y las malas decisiones, convencido de que nunca encontraría seguridad. Entonces conocí a mi esposa, una mujer cuyo amor y bondad me salvaron. Es mi mejor amiga, mi pareja y la madre de nuestros dos hijos, quienes iluminan mis días más oscuros. Sin embargo, incluso con ella, me cuesta abrirme, por miedo al rechazo o a cargarla con mis partes rotas. Mis fantasías, distorsionadas por ese abuso de antaño, cargan con una vergüenza inquebrantable, convirtiendo la intimidad en una batalla entre el amor y el miedo. El Peso del Dolor: Durante más de 25 años, he vivido con fibromialgia, un dolor constante que se intensifica cuando el estrés me domina. Ahora creo que está ligado al trauma que cargué en silencio, mi cuerpo llevando la cuenta de lo que mi mente intentó enterrar. Los flashbacks golpean fuerte, especialmente el recuerdo de ese calcetín quemándome la garganta. Mi cuerpo lo revive, mi corazón se acelera y lucho contra el impulso de arañarme la piel para detenerlo. Estos momentos me roban el aliento, dejándome temblando y retirándome a llorar solo, temeroso de que mi esposa me vea tan frágil. Siempre he ocultado mis lágrimas, castigado de niño por llorar, y ahora no sé cómo liberarlas sin sentirme débil. Vivo en un estado de alerta constante, buscando amenazas, incapaz de confiar plenamente en nadie. Un simple viaje en ascensor con una pareja amigable puede hacerme perder el control, su presencia me recuerda ese día de hace mucho tiempo. Me siento desconectado, incapaz de llorar en los funerales, ni siquiera por mis padres. Mi voz interior, mi única compañera de niño solitario, ahora me ahoga en rabia o dolor, alejándome del presente. Un camino hacia la sanación: Estos recuerdos han regresado con fuerza, desencadenados por una historia sobre mi instituto que leí la Navidad pasada. Soy un hervidero de ira, a punto de desbordarme o encerrarme en la desesperación. Pero mi familia me impulsa. Empecé terapia hace unos meses con la esperanza de calmar los flashbacks, pero me ha abierto un mar de preguntas sobre la profundidad con la que este trauma me ha moldeado. Libros como "El cuerpo lleva la cuenta" me han mostrado la posible relación entre mi hipervigilancia y la fibromialgia, dándome la esperanza de que sanar mi mente podría aliviar el dolor de mi cuerpo. Compartir en un grupo de apoyo ha sido un gran consuelo, sabiendo que otros me entienden, pero todavía temo que me consideren débil. Quiero liberarme de este dolor; no solo del físico, sino también del terror, la desconfianza, la vergüenza. Quiero estar plenamente presente para mi mujer y mis hijos, dejar de esconderme en el baño a llorar. El perdón me parece imposible cuando no puedo perdonarme a mí mismo por ser ese niño asustado. Pero lo intento, por mi familia y por la parte de mí que aún anhela la paz. Un mensaje para los demás: Si lees esto, quizás también hayas sentido este tipo de dolor. Quizás sepas lo que es guardar un secreto que parece definirte. Estoy aprendiendo que no tiene por qué ser así, aunque lo sientas así. Estoy aquí para sanar, para encontrar la manera de volver a confiar y para abrazar a mi familia sin miedo. Espero que mi historia te ayude a sentirte menos solo y agradezco cualquier apoyo o comprensión que puedas compartir.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Eres digno de amor incondicional.

    Estimado lector, el siguiente mensaje contiene lenguaje homofóbico, racista, sexista o despectivo que puede resultar molesto y ofensivo.

  • Informar

  • Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Sanar significa no dejar a nadie atrás.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇬🇧

    Éramos amigos.

    Éramos amigos. Eso fue lo que le dije cuando intentó besarme estando borracha. Sonrió y dijo que lo entendía. Éramos amigos. Eso fue lo que le dije cuando acepté dormir en su casa para recuperarme del alcohol, ya que insistió en que no era seguro que caminara a casa. Sentí alivio y consuelo cuando sonrió y dijo que lo entendía. Éramos amigos. Eso fue lo que me pasó por la cabeza en esos segundos que parecieron horas, cuando desperté lentamente con sus manos bajo mis pantalones y sus suaves gemidos. Éramos amigos. Eso fue lo que grité al salir corriendo de su piso. Éramos amigos. Eso fue lo que le repetí a nuestro círculo social, que me culpaba sin cesar de ser demasiado "coqueta" o "darle falsas esperanzas". Éramos amigos. La comprensión que me llevó tiempo aceptar y conceptualizar por completo. Mi percepción del mundo ahora se tiñó de tintes nefastos. Éramos amigos. Eso fue lo que me dije a mí misma cuando comencé a disfrutar de la vida de nuevo. Un momento fugaz, eclipsado por una mirada atenta y una sensación de alerta que nunca me abandona. Éramos amigos. Eso me dije a mí mismo cuando asumí la vergüenza que no me correspondía y me hizo dudar de lo que sabía que me había pasado. Éramos amigos. Eso le dije a la gente cuando empecé a compartir mi experiencia. Cada palabra me parecía un lanzamiento de piedra que había llevado conmigo durante demasiado tiempo. Éramos amigos. Ahí es donde encuentro mi empoderamiento. La mayor violación de la confianza y el respeto, y aun así, sobreviví.

  • Informar

  • Mensaje de Esperanza
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No estamos solos. Estoy aquí para ti. Estamos juntos.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇳🇿

    Todavía me culpo por lo que ella me hizo.

    No recuerdo la edad exacta que tenía cuando ocurrió. Yo (mujer en ese momento) no tenía más de 9 años, lo que significaba que mi hermana (F) tendría al menos 13, ya que es 4 años mayor que yo. Descubrió que había estado viendo videos de chicas besándose en YouTube (antes de que hubiera normas más estrictas) y me dijo que quería hacer eso conmigo. La verdad es que no quería, no me interesaba, pero ni siquiera consideraba que eso de "somos hermanas" fuera un problema. Me dijo que si no lo hacía, se lo diría a nuestra madre. Mi madre era una persona intimidante, nunca quise que se enfadara conmigo y lo sabía cuando me amenazaba con ello. Así que durante todas esas vacaciones de verano, cada vez que pasábamos los fines de semana en casa de mi padre, me hacía sentarme en su regazo y besuquearme con ella. Le dije varias veces que no me gustaba, que no me lo estaba pasando bien, que quería parar. Me dijo que era una buena práctica para cuando tuviéramos novios, algo que tampoco me importaba. Me decía que no le dedicaba suficiente energía y me regañaba; si no usaba la lengua, se enfadaba conmigo; me aplicaba la ley del hielo al día siguiente si no hacía un buen trabajo, y solo era realmente amable conmigo si *sí* hacía un buen trabajo. Que fuera amable conmigo era casi totalmente ajeno a mí, sobre todo cuando... Éramos jóvenes. Ahora tengo 24 años y la saqué de mi vida hace varios años, cuando comprendí plenamente el impacto que sus acciones tuvieron en mí y lo que significaron. Nunca volví a sentirme cómoda a solas con ella; me asaltaban constantemente imágenes mentales de lo sucedido y me sentía mal del estómago cuando hablaba con ella. Ninguna de las dos volvió a hablar del tema y no le dije por qué la bloqueé después de que se fue del estado. Mi madre me lo preguntaba sin parar y yo solo le decía: «Estoy segura de que sabe por qué». A veces me siento culpable por lo que pasó; a veces pienso que nunca habría pasado si no hubiera buscado videos de chicas besándose. Sigo culpándome, aunque estoy segura de que mi hermana nunca piensa que es su culpa; nunca ha sido de las que se hacen responsables de nada en toda su vida. Ambas éramos menores de edad, pero ella tenía la edad suficiente para entender que era inapropiado, y yo era lo suficientemente joven para creer todo lo que mi hermana mayor me decía. Nunca le he contado a nadie los detalles de lo que pasó hasta ahora. Estoy demasiado avergonzada y demasiado asustada. Gracias a todos los que lean esto y espero que quienes hayan pasado por algo similar estén sanando conmigo.

  • Informar

  • Creemos en ti. Eres fuerte.

    Estás sobreviviendo y eso es suficiente.

    “Tú eres el autor de tu propia historia. Tu historia es tuya y solo tuya a pesar de tus experiencias”.

    “La curación es diferente para cada persona, pero para mí se trata de escucharme a mí misma... Me aseguro de tomarme un tiempo cada semana para ponerme a mí en primer lugar y practicar el autocuidado”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Que se joda la universidad

    Mi historia comenzó cuando tenía 16 o 17 años. Trabajaba en un restaurante y estaba enamorada de mi jefe, que era mayor que yo. Cuando digo mayor, me refiero a 35. Creía que ya era mayor, aunque solo era una bebé, y él no tenía ningún problema en aprovecharse. Lo que me ocurrió durante aproximadamente un año y medio me atormenta y horroriza. Todo culminó con un intento de suicidio justo después de cumplir los 18. Luego busqué ayuda y me fui a la universidad. Se suponía que este sería mi nuevo comienzo. Lamentablemente, no fue así. Conocí a un monstruo, una persona que me sigue en mis pesadillas y me despierta de un sueño profundo cada noche cuando sueño con su rostro. Yo seguía siendo inocente y creía que me amaba. En cambio, me puso un bebé dentro y me golpeó y violó con tanta saña cuando se enteró que pensé que iba a morir por la cantidad de sangre. Sufrí un aborto espontáneo y me desmoroné una vez más. Seguía teniendo solo 18 años. Intenté suicidarme una vez más, lo que me llevó a un hospital psiquiátrico infernal. Me despojaron de toda mi ropa y de todas mis opciones. Sufrí dolores todo el verano y sufrí ataques de pánico tan fuertes que me despidieron del trabajo y necesitaba atención médica cada vez que ocurrían. No pude asistir a clases durante un año y medio. Mi monstruo seguía apareciendo, ahora en forma de detonantes. Un sombrero blanco, el olor a colonia, incluso un tono de voz particular. En todo esto, la policía del campus me hizo sentir que era mi culpa. Sé que nadie en la tierra pediría esto. Si fue mi culpa, y yo la pedí, ¿por qué sigo muriendo de dolor cada día tres años después?

    Estimado lector, esta historia contiene lenguaje autolesivo que puede resultar molesto o incomodo para algunos.

  • Informar

  • “A cualquiera que esté atravesando una situación similar, le aseguro que no está solo. Vale mucho y mucha gente lo ama. Es mucho más fuerte de lo que cree”.

    “Puede resultar muy difícil pedir ayuda cuando estás pasando por un momento difícil. La recuperación es un gran peso que hay que soportar, pero no es necesario que lo lleves tú solo”.

    Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    Lo siento, pero ya no estoy aquí para ti; estoy aquí para mí.

    Muchas veces me he preguntado cómo empezar a contar mi historia, si empezar desde el principio o cuando "llegó el amor". Podría empezar diciendo que me enamoré de quien creía mi mejor amigo. ¡Guau! Se supone que cuando hay una amistad de esa magnitud, el amor es algo maravilloso. Pasó el tiempo y, años después, esa amistad se convirtió en una relación, lo que, para mí, fue una de las cosas más hermosas que me había pasado. Volé 2080 kilómetros desde mi país hasta Estados Unidos por él, creyendo que por fin mi verdadera historia de amor se haría realidad. Sabía que tenía un carácter fuerte y era un poco egocéntrico, algo que me molestaba, pero siempre intentaba ignorar esos pensamientos con los "dulces gestos" que podía tener conmigo. Al tercer año de nuestra relación, tras descubrir una aventura en línea (solo chateaban porque estaban en países diferentes), me propuso matrimonio. Poco después de casarnos, compramos nuestra primera casa juntos. Vaya, si lo analizamos a fondo, hubo muchos momentos maravillosos que terminaron en finales tristes porque, según él, no hice algo bien, y muchas veces me repetía: «Necesito ser mejor para mí y para él», pero para él, nunca fui suficiente. Poco a poco, empecé a decaer. Sus palabras y acciones me llevaron a los lugares más oscuros: depresión y ansiedad. De ahí, todo se volvió aún más oscuro: una pelea en el baño donde él era el único que hablaba, y yo hacía tiempo que había decidido callar para no empeorar el problema. Recuerdo que esa noche estábamos sentados en el suelo del baño discutiendo, y cuando terminó, decidimos irnos. Yo caminaba detrás de él, continuando la discusión, y fue entonces cuando decidió empujarme, haciéndome caer varios metros hacia atrás. Nunca me había sentido tan vulnerable en mi vida. Entre el dolor físico que sentía en el cuerpo, el dolor en el alma era aún más fuerte. Se disculpó e insistió en que creía que lo perseguía para golpearlo. Insistí en que sería incapaz de hacer algo así, pero una vez más me culparon. Poco después, los problemas en la relación se intensificaron y hubo más llanto que risa. Culpé a la depresión, pero en el fondo, sabía que era por todo lo que estaba pasando allí. Decidí buscar ayuda profesional y comencé a trabajar con un psiquiatra. Durante más de un año, estuve en terapia y tomando medicamentos, y fue entonces cuando comenzó mi despertar. Nunca olvidaré el día que mi terapeuta me dijo: "Quiero que hagas un ejercicio que sé que no debería pedirte". Olvidé mencionar que me gradué en psicología en mi país natal. Continuó: "Vamos a hacer un diagnóstico, pero no es para ti. Si tengo razón, nuestra terapia va a cambiar drásticamente porque solo tendrás dos opciones: divorcio o terapia de pareja". Aunque no lo dijo, se inclinaba más por el divorcio. Su petición fue: "Diagnostiquemos, basándonos en la observación, si su esposo es narcisista. Me ha dado muchos ejemplos que me están dando señales de alerta". Consiguió una entrevista con él y, al final, llegamos al diagnóstico: estaba casada con un narcisista. Me dio mucha vergüenza contarle que, una semana antes, no solo fui víctima de su agresión física cuando me empujó, sino que también me tiró del pelo. Nunca me había sentido tan avergonzada hasta que tuve que hablarlo con mi terapeuta. Sus únicas palabras fueron: "Sal corriendo de ahí; no hay vuelta atrás". Le estoy muy agradecida por esas palabras. Hoy, casi un año después de nuestro divorcio legal, aunque este camino no ha sido fácil, siento que me he convertido en una mujer mucho más resiliente. No importa lo difícil que sea la situación, no importa cuánto dolor sientas, el amor no tiene por qué ser la excusa para superar tus límites. Supe durante mucho tiempo que necesitaba irme, y no es fácil. Encontrar esa fuerza no es fácil, pero hoy puedo decir que cuando el amor por uno mismo crece cada día, es ese amor el que te ayuda a seguir adelante. Perderlo todo y perderme para encontrarme ha sido la experiencia más hermosa que la vida me ha dado. NO MÁS. Solo tú tienes el poder de romper el ciclo.

  • Informar

  • Cada paso adelante, por pequeño que sea, sigue siendo un paso adelante. Tómate todo el tiempo que necesites para dar esos pasos.

    Eres maravillosa, fuerte y valiosa. De un sobreviviente a otro.

    Mensaje de Sanación
    De un sobreviviente
    🇨🇴

    poder seguir adelante y pasar un poco la pagina

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇮🇪

    Mi papá - Mi héroe, mi ídolo, mi abusador.......

    Como hija única, no tenía a nadie a quien admirar. Pero siempre admiré a mi papá. Aunque nunca estaba presente por trabajo (aunque mamá trabajaba más que él y aun así encontraba mucho tiempo para mí), lo idolatraba. Era mi héroe. Siempre decía: «Los papás lo saben todo, recuérdalo», así que mentirle (incluso mentiras piadosas) no tenía sentido. Sin embargo, cuando cumplí 13 años, empecé a darme cuenta de que sí lo sabía todo. Sabía de qué hablábamos mis amigos y yo, sabía exactamente dónde estaba y con quién estaba sin siquiera tener que preguntarme, y yo siempre me preguntaba por qué. En realidad, tenía mi teléfono rastreado y podía leer todos mis mensajes. Ahora que he pasado por los tribunales y él ha sido encarcelado por los abusos que me infligió, puedo confirmar que, de hecho, me estaba manipulando sexualmente desde los 13 años. Aproximadamente un mes después de mi 18.º cumpleaños, comenzó el horrible abuso que sufrí durante 7 años y medio. Mi padre, disfrazado de desconocido durante los dos primeros años, me chantajeó para que tuviera relaciones sexuales con hombres desconocidos en nuestra casa, el único lugar donde debería haberme sentido segura. Cuando finalmente me di cuenta de que era él, no podría explicar cómo la situación se convirtió en abuso y violación sin control. Nos anunciaba como pareja en sitios de encuentros casuales y, para evitar las palizas, yo le seguía la corriente. Temía tanto por mi vida que las violaciones y agresiones sexuales interminables eran más fáciles —imagínate que fuera la opción más fácil—, hasta que te metes en una situación así, simplemente no sabes cómo vas a reaccionar. Dejé de salir, dejé mis aficiones y, mientras estaba en la universidad, dejé mi trabajo a tiempo parcial: él controlaba cada aspecto de mi vida. Y si dejo que mi máscara de "todo es color de rosa" se caiga, aunque sea por un segundo, sobre todo delante de mi madre, pues no aguanto ni pensarlo. Por suerte para mí, en cuanto mi madre se enteró, desapareció de mi vida en 30 minutos. Por desgracia, después de eso siguió acosando y abusando de otras. Fue condenado y actualmente cumple condena, pero aún le temo.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇨🇦

    Sobreviviendo a una violación en grupo

    El año pasado me violaron en grupo. Tengo un zumbido en los oídos llamado tinnitus que no ha parado desde entonces. Tengo pesadillas. Volé con mi madre a una boda en el extranjero. Estaba emocionadísima. Ella estaría ocupada con sus amigos y su prima, y yo podría pasar tiempo con mi genial prima segunda, dos años mayor que yo. Después de la cena de ensayo, salimos. Fue divertido porque allí no tenía permiso para beber, aunque la edad legal era menor que en mi provincia, pero no revisaban la identificación. No bebí mucho porque no era lo mío y tenía novio, pero pude ir a algunos bares y luego a una discoteca pegada a un hotel. Nos divertimos muchísimo hasta que conocimos a dos soldados uniformados que eran guapísimos y nos separaron de sus amigas por nuestro aspecto. Mi prima es guapísima. Tenían una habitación privada en la discoteca y había varios soldados y también dos prostitutas. A esas prostitutas definitivamente les disgustaba que estuviéramos allí. Quería salir de todas formas, y las chicas guapísimas que nos invitaron fingieron entendernos y nos sacaron de allí. Estúpidamente, dejamos que nos llevaran a su habitación de hotel, donde dejaron de lado el rollo romántico y nos obligaron a desnudarnos al ritmo de la música. Nos enseñaron una pistola que tenían en un cajón. Estaba aterrorizada. Nos obligaron a tumbarnos boca abajo, inclinadas sobre la cama, una al lado de la otra, y así tuvieron sexo. Se intercambiaron como si fuéramos intercambiables antes de acabar dentro de nosotras sin protección. Nos tomamos de la mano. Yo lloraba mientras mi prima intentaba ser fuerte y animarme. No nos permitieron salir y nos escondieron la ropa. Antes de quitarnos los teléfonos, tuvimos que escribirles que nos quedábamos en casa de un amigo de mi prima. Luego llamaron a otros dos soldados, uno de ellos un tipo alto, moreno y enorme, con músculos de culturista. Fue un desastre conmigo. Nos hicieron bailar y luego tuvimos que usar la boca con las chicas que nos habían atraído allí mientras las otras dos tenían sexo con nosotras. Vomité y mi prima lo limpió, pero luego empezó de nuevo. Tenían cocaína y nos obligaron a esnifarla de sus partes y a esnifarla de nosotras. Vino otro y creo que solo fueron esos cinco durante la noche, pero no paraban de violarnos y obligarnos a hacer cosas incluso cuando nos desmayábamos. Me hubiera gustado estar más inconsciente, pero la cocaína te despierta tanto. Quiero recordar menos y pensar menos en todo. Nos duchamos muchas veces. El moreno grande se orinó encima de mí y en mi boca, en la ducha. Lo hizo más de una vez como si yo fuera su retrete. Los otros hombres incluso tuvieron que decirle que se calmara cuando me hacía gritar, me gustaban sus dedos y me los metía en el culo, pero no cuando me hacía arrastrarme como un perro usando mi pelo como correa. Recuerdo que uno de ellos llamó a sus amigos para decirles que subieran el volumen de la televisión al máximo para ocultar el ruido en nuestra habitación. Vieron las noticias deportivas en la televisión. Hicieron que mi prima y yo nos besáramos y cosas así. No podía fingir que era una fiesta divertida como mi prima hacía a veces y me animaba a hacer. Intentó desviar parte de su atención de mí una y otra vez. La amo por eso, pero no me dejaron en paz. Estaban obsesionados con mi pecho. No les importó que estuviera obviamente angustiada y enloqueciendo, ni que en mi país me faltaran tres años para la edad de consentimiento. Ahí estaba, la edad mínima. Nos despertamos por la mañana en una de las camas, solo los dos soldados durmiendo en el suelo. ¡El negro se había ido! Volvieron a tener sexo con nosotras y otro hombre mucho mayor, al que llamaban SIR, entró y tuvo sexo con nosotras, pero sobre todo conmigo. Lo animaron y me dolía la cabeza y lloraba, y pareció durar una eternidad. Finalmente recuperamos la ropa, pero nos llevaron a un brunch con su ropa habitual. Me enseñaron fotos en sus móviles que parecían divertidas y nos advirtieron de lo mal que estaría si decíamos algo diferente a que habíamos tenido una buena fiesta. ¡Una buena fiesta en el infierno! Antes de eso, solo había tenido sexo con mi único novio. ¡Una noche infernal y ahora mi número era siete! Tuvimos que empezar a prepararnos para la boda de inmediato y estaba agotada. Mi prima me escondió y me eché una siesta con vestido, peinado y maquillaje hasta el último minuto. Lloré en la ceremonia, pero no en la boda. Tenía tanto dolor de vagina, músculos y cerebro que me emborraché tanto en la recepción que apenas recuerdo nada. Fue parte del viaje en avión a casa. Le conté la verdad a mi madre al volver y se puso como loca, al igual que mi padre. Intentaron llamar allí, al hotel y a otros sitios, pero la policía no hizo nada. Vi llorar a mi padre por primera vez mientras le contaba toda la historia. Mi novio no lo soportó y me dejó. Voy a terapia de grupo. Tomo una pastilla todos los días y ahora tomo benzodiacepinas para la ansiedad. Intento ocultar mi pecho grande bajo ropa holgada, cuando antes lo usaba para llamar la atención. ¡Qué idiota! Mi prima no parece tener los traumas ni las pesadillas que yo tengo. En su país, terminan la secundaria hasta dos años antes que nosotros y los tratan como adultos antes. Una vez le dije cosas malas por eso. Me perdonó, pero hablamos mucho menos desde que le pregunté si siempre tenía sexo grupal. Me sentí fatal porque incluso dejó que tuvieran sexo anal con ella para alejarlos de mí. Se notaba que le dolía mucho, pero en ese momento solo pensaba en mi propia supervivencia. Mi infancia se acabó, pero no me siento adulta. Su consejo es: «No dejes que te deprima». ¡Como si tuviera otra opción! Fue a terapeuta una vez porque su madre pidió cita y no piensa volver. ¡Su vida no cambió en absoluto! Trabaja en recepción en una empresa de tecnología y, además, modela, y sigue yendo a fiestas, clubes y citas. ¿Cómo? Es increíble cómo la actitud ante algo así puede ser tan diferente en distintos países. Ahora soy una víctima y suelo sentirme así. Definitivamente dañada. Todos en mi escuela saben por qué. Soy ESA chica. Mi nuevo novio, más maduro, es comprensivo, pero me siento como una pequeña carga triste para él. A veces soy hipersexual y no puedo evitarlo. Es un mecanismo de afrontamiento que les ocurre a algunas víctimas de agresión sexual. No lo busqué. Me preocupa que mi novio no confíe en mí por eso. Un amigo mayor, mi vecino desde hace años, se aprovechó de mí después de que le conté lo que pasó en su casa. Tuvimos sexo y luego se sintió culpable por excitarse con mi historia de violación. Lo admitió y me pidió perdón. El sexo me ayudó a calmar el zumbido de oídos por breves periodos, así que lo hice con él más de una vez al día durante un tiempo hasta que mi padre empezó a sospechar algo y habló con él. Desde entonces, no confío en mí misma. Quiero casarme con mi novio, en gran parte, solo para protegerme y demostrarle que lo amo y soy leal, aunque no estoy segura de poder serlo. Me preocupa no poder amar como una persona normal. Me preocupa alejarlo por ser demasiado dependiente y querer casarme con él tan pronto. Lo necesito más de lo que él me necesita a mí. ¿Será así siempre en las relaciones de las víctimas de violación? Me esfuerzo mucho en la escuela para no arruinar mi futuro. Es muy difícil concentrarme. Me zumban los oídos constantemente. Gracias por escuchar.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇦🇺

    #1313

    Coerción, abuso y sentirme sola en mi lucha Fui coaccionada a tener relaciones sexuales por alguien que creía mentor y líder en derechos humanos. Es investigador, defensor de los derechos de las mujeres y dirige una organización de servicio civil. Se me acercó románticamente y me obligó a tener relaciones sexuales, haciéndome sentir atrapada y confundida. Estábamos en una relación, pero todo el tiempo me sentí presionada y controlada. Hubo momentos en que estaba enferma, intoxicada o bajo su influencia, y él usó eso para manipularme. Al principio me resistí incluso a su beso, pero después me pareció imposible escapar debido a sus repetidos intentos e influencias. Mirando hacia atrás, ahora me doy cuenta de que lo que hizo estuvo mal, pero en ese momento no lo entendí del todo. Lo que más me duele es la incredulidad y la culpa que enfrento por parte de los demás, especialmente en las redes sociales. La gente no entiende el control coercitivo ni la violación, y siento que nadie me cree. Él seguía contactándome por internet, usándome como objeto sexual, y estoy devastada por cómo me usó para sus propios fines. Me siento inútil, como si hubiera perdido mi dignidad y autoestima. El trauma, las pesadillas y el dolor son abrumadores. Voy a terapia casi a diario para intentar comprenderlo, pero es difícil sobrellevarlo cuando la sociedad y las conexiones que tiene me hacen sentir tan sola. Siento que nadie entiende lo que pasé. Ya no sé si puedo soportar este trauma. Aconséjenme qué puedo hacer, o estoy harta de que me lastimen.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    #447

    ¿Por qué tuviste que ser tan bueno manipulándome? Coqueteabas conmigo en clase, me elogiabas la ropa cuando pensaba que a nadie le importaba. ¿Me dijiste que querías tratarme bien y soy un tonto por creerte? Me dijiste que deberíamos ir al bar, así que lo hicimos. Me sentí vivo, me sentí feliz y tú solo querías que siguiera bebiendo, así que lo hice. Me llevaste de vuelta a tu casa y, honestamente, ni siquiera recuerdo nada. Me desperté y, tengo que darte crédito, fuiste inteligente al decir que tuvimos sexo de inmediato. Me cegaste, me gustabas tanto que no quería asumir lo peor. Pero, por supuesto, mi pequeño paraíso contigo se derrumbó. Un mes después, terminaste las cosas, dijiste que no estaba bien y que querías estar solo. Me sentí tan destruido, pero eso ni siquiera fue lo peor. Las piezas del rompecabezas estaban empezando a encajar. No estoy coherente cuando estoy desmayado, si acaso soy demoníaco. Grito, vomito, me agarrota, no puedo tener sexo, pero eso no te importaba, ¿verdad? Porque no era alguien que realmente te gustara, solo era un trofeo. Me enteré solo unas semanas después de que me dejaras que tú y tus amigos del fútbol hicieron una apuesta, una apuesta estúpida para ver si podías acostarte conmigo, porque la verdad es que no eras tan guapo. Así que espero que seas feliz, espero que estés orgulloso de ti mismo por lo que hiciste. Espero que nunca olvides tu conquista porque me has maldecido para que nunca te olvide.

  • Informar

  • Historia
    De un sobreviviente
    🇺🇸

    No recuerdo haber sido secuestrado

    Soy una mujer de 47 años. Comparto esta historia porque lo que me sucedió hace tanto tiempo todavía me persigue. Estoy en terapia y cuento con apoyo emocional. Cuando tenía 17 años, vivía en un pueblo pequeño. No tenía una buena vida familiar; era extremadamente disfuncional, pero eso no significaba que no los quisiera. Una noche, discutí con mi madre y salí de casa para ir a casa de una amiga de mi familia que vivía a unos 24 kilómetros en coche. Iba a pie. Lo que sucedió después me cambiaría para el resto de mi vida. Para cuando llegué a casa de mi familia, llevaba dos meses desaparecida. Me quedé con la amiga de la familia tres días ayudándola a mudarse y luego me llevaron de vuelta a casa de mi familia, justo cuando me di cuenta de que era el Día de Acción de Gracias. Dejé a mis padres a mediados de septiembre de 1994. No me sentía bien. Sabía que había pasado algo horrible que simplemente no podía recordar. Además, mi madre me sugirió ir al hospital. Pasé dos semanas allí y ahora por fin he asimilado el hecho de que fui secuestrada por tres hombres, llevada más al norte de Ohio, cerca de un campo, con otras chicas conmigo, agredida sexualmente y drogada, y por la gracia de Dios logré escapar y llegar a mi destino ese año, 1994. Incluso hoy sigo luchando con ello, pero sé que después de terapia las cosas mejorarán. Sé que estuve desaparecida porque nadie en mi familia pudo encontrarme; había perdido gran parte de mi memoria, pero lo que recuerdo me sigue dando mucho miedo. Además, el médico que me atendió en el hospital durante mis dos semanas me dijo que estaba muy traumatizada y que estaba muy frustrada porque en ese momento no podía recordar nada. Pero algo que nunca olvidé fue el miedo, el miedo por mi vida. Doy gracias a Dios todos los días porque estos hombres no me mataron. Me llevó años aceptar que sí experimenté esto, pero cuento con un pequeño grupo de apoyo de personas que quiero y que me ayudan en el proceso. He recuperado algunos recuerdos de lo que pasó y, sinceramente, no quiero recordar el resto, porque lo que me pasó fue paralizante y horrible, y lo que no recuerdo probablemente fue peor de lo que recuerdo. Soy una verdadera sobreviviente y jamás querría que esto le pasara a nadie. Solo era una adolescente.

  • Informar

  • 0

    Miembros

    0

    Vistas

    0

    Reacciones

    0

    Historias leídas

    ¿Necesitas un descanso?

    Hecho con en Raleigh, NC

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    ¿Tienes algún comentario? Envíanoslo

    Para obtener ayuda inmediata, visite {{resource}}

    Hecho con en Raleigh, NC

    |

    Lea nuestras Normas de la comunidad, Política de privacidad y Términos

    Publicar un mensaje

    Comparte un mensaje de apoyo con la comunidad.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto se publique tu mensaje. así como enviar recursos útiles y apoyo.

    Por favor, respete nuestras Normas de la comunidad para ayudarnos a mantener Our Wave un espacio seguro. Todos los mensajes serán revisados ​​y se eliminará la información que los identifique antes de su publicación.

    Haz una pregunta

    Pregunta sobre supervivencia o apoyo a sobrevivientes.

    Te enviaremos un correo electrónico en cuanto tengamos respuesta a tu pregunta, además de recursos útiles y apoyo.

    ¿Cómo podemos ayudarte?

    Indícanos por qué denuncias este contenido. Nuestro equipo de moderación revisará tu informe en breve.

    Violencia, odio o explotación

    Amenazas, lenguaje de odio o coerción sexual

    Acoso o contacto no deseado

    Acoso, intimidación o mensajes no deseados persistentes

    Estafa, fraude o suplantación de identidad

    Solicitudes engañosas o hacerse pasar por otra persona

    Información falsa

    Afirmaciones engañosas o desinformación deliberada

    Comparte tus Comentarios

    Cuéntanos qué funciona (y qué no) para que podamos seguir mejorando.

    Iniciar sesión

    Ingresa el correo electrónico que usaste para enviar tu solicitud a Our Wave y te enviaremos un enlace para acceder a tu perfil.

    Actividad de puesta a tierra

    Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Cierra los ojos suavemente y respira profundamente un par de veces: inhala por la nariz (cuenta hasta 3), exhala por la boca (cuenta hasta 3). Ahora abre los ojos y mira a tu alrededor. Nombra lo siguiente en voz alta:

    5 – cosas que puedes ver (puedes mirar dentro de la habitación y por la ventana)

    4 – cosas que puedes sentir (¿qué hay frente a ti que puedas tocar?)

    3 – cosas que puedes oír

    2 – cosas que puedes oler

    1 – cosa que te gusta de ti mismo.

    Respira hondo para terminar.

    Desde donde estás sentado, busca objetos con textura o que sean bonitos o interesantes.

    Sostén un objeto en la mano y concéntrate completamente en él. Observa dónde caen las sombras en algunas partes o quizás dónde se forman formas dentro del objeto. Siente lo pesado o ligero que es en la mano y cómo se siente la textura de la superficie bajo los dedos (esto también se puede hacer con una mascota, si tienes una).

    Respira hondo para terminar.

    Hazte las siguientes preguntas y respóndelas en voz alta:

    1. ¿Dónde estoy?

    2. ¿Qué día de la semana es hoy?

    3. ¿Qué fecha es hoy?

    4. ¿En qué mes estamos?

    5. ¿En qué año estamos?

    6. ¿Cuántos años tengo?

    7. ¿En qué estación estamos?

    Respira hondo para terminar.

    Coloca la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Coloca la palma de la mano izquierda sobre el hombro derecho. Elige una frase que te fortalezca. Por ejemplo: "Soy poderoso". Di la oración en voz alta primero y da una palmadita con la mano derecha en el hombro izquierdo, luego con la mano izquierda en el hombro derecho.

    Alterna las palmaditas. Da diez palmaditas en total, cinco de cada lado, repitiendo cada vez las oraciones en voz alta.

    Respira hondo para terminar.

    Cruza los brazos frente a ti y llévalos hacia el pecho. Con la mano derecha, sujeta el brazo izquierdo. Con la mano izquierda, sujeta el brazo derecho. Aprieta suavemente y lleva los brazos hacia adentro. Mantén la presión un rato, buscando la intensidad adecuada para ti en ese momento. Mantén la tensión y suelta. Luego, vuelve a apretar un rato y suelta. Mantén la presión un momento.

    Respira hondo para terminar.