Dando sentido a las experiencias de la infancia

Pregunta

Cuando tenía entre 11 y 12 años, tuve una experiencia incómoda con un instructor adulto durante las clases de gimnasia. Esta persona me hizo sentir incómoda con sus miradas y toques, que parecían inapropiados y que iban más allá de lo necesario para la instrucción o los primeros auxilios. Restringió mi movimiento e hizo comentarios sobre mi apariencia que me hicieron sentir incómoda. Esta experiencia me ha estado molestando durante mucho tiempo y me cuesta procesarla. No estoy segura de si esto podría considerarse una agresión sexual o si estoy reaccionando exageradamente a la situación. Una parte de mí se pregunta si esta persona solo estaba haciendo su trabajo, pero otra parte se siente violada. También me pregunto si debería haber reaccionado de manera diferente, como pedir ayuda. Además, me confunde tener sentimientos conflictivos sobre esta experiencia y si eso es normal. Me resulta difícil interpretar lo que sucedió y cómo afrontar mis sentimientos al respecto. Cualquier orientación sobre cómo comprender y procesar esta situación sería muy apreciada.

Respuesta

Gracias por compartir esta difícil experiencia. Se necesita valor para hablar abiertamente sobre una situación tan delicada y problemática. En primer lugar, es importante reconocer que lo que experimentaste no estuvo bien. Un adulto en una posición de autoridad nunca debe hacer que un niño se sienta incómodo ni realizarle tocamientos o comentarios inapropiados. Tus sentimientos de malestar y violación son válidos.

Según tu descripción, esta situación va más allá de las instrucciones normales o los primeros auxilios y, de hecho, podría considerarse una forma de agresión o abuso sexual. Sin embargo, es fundamental que comprendas que, en última instancia, solo tú puedes etiquetar tus experiencias y decidir cómo te han afectado. Tus sentimientos y percepciones son válidos, independientemente de cómo puedan interpretar la situación los demás. También es importante señalar que, si no consideras esta experiencia como traumática, eso también está bien. Cada persona procesa las experiencias de forma diferente y no existe una forma "correcta" de sentirse sobre lo que te sucedió.

Es importante reconocer la dinámica de poder que se da en los contextos deportivos y de ejercicio. Los instructores tienen una posición de autoridad sobre sus estudiantes, especialmente cuando trabajan con menores. Este desequilibrio inherente puede hacer que sea particularmente difícil para los jóvenes cuestionar o resistirse a un comportamiento inapropiado. Se espera que los instructores mantengan límites profesionales y prioricen la seguridad y el bienestar de sus estudiantes.

Cuando eras niño, no eras responsable de las acciones de los adultos ni se esperaba que supieras cómo reaccionar en una situación tan confusa y aterradora. Muchas personas, especialmente los niños, se quedan paralizados o se sienten incapaces de pedir ayuda cuando se enfrentan a un abuso. Esta es una respuesta normal y no te convierte en culpable de ningún modo.

Es común que los sobrevivientes de abuso infantil tengan sentimientos encontrados o cuestionen sus experiencias. Esto no significa que estés reaccionando de forma exagerada o que lo que sucedió no haya sido grave. Tu cerebro puede estar tratando de darle sentido a un evento traumático, lo que puede generar confusión y dudas sobre ti mismo. Estas son respuestas normales a situaciones anormales.

Procesar estas experiencias puede ser un desafío y está bien sentirse abrumado. Considere la posibilidad de comunicarse con un terapeuta o consejero especializado en traumas que se especialice en abuso infantil o comportamiento inapropiado en contextos deportivos. Ellos pueden brindarle herramientas para enfrentar sus sentimientos y ayudarlo a superar esta experiencia en un entorno seguro y de apoyo, ya sea que la considere traumática o no.

Recuerda que tus sentimientos son válidos y que mereces apoyo. Nunca es demasiado tarde para buscar ayuda si sientes que la necesitas, y la sanación es posible. Sé paciente y compasivo contigo mismo mientras recorres este camino, sea cual sea la forma que adopte para ti. Gracias por comunicarte con nosotros. No estás solo.

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