No se trata sólo de ser fuerte, se trata de ser una verdadera mujer.

Bueno... allá vamos. Ahora tengo diecisiete años y soy una adolescente considerada rara. Mi familia, incluyendo a mis padres, piensa que no intento relacionarme con la gente, que no confío en ellos y que tiendo a aislarme de todos y de todo. Incluso en las fiestas familiares, me mantengo ocupada con el teléfono lejos de la multitud. No tengo amigos, ni pareja. No es que no vaya a la escuela o que siempre me acosen, voy a la escuela y siempre me defiendo, pero algunos días es muy difícil. No sabes qué hacer cuando el recuerdo, el pasado, vuelve a ti para atormentarte. Mis padres me dicen que hable con ellos si necesito algo o algo así, ¿pero no lo entienden? ¿No lo saben? Tenía seis años cuando sucedió. No, no me violaron, pero me manoseó una empleada de la tienda de bolsos de la tía de mi madre. Mis padres se llevaban muy bien con la familia de la tía de mi madre. Solíamos ir a su casa y ellos venían a la nuestra a menudo. Un día, mis padres fueron conmigo a su tienda. La tienda era bastante grande. Tenía varias habitaciones. Mis padres estaban hablando con ella sentados frente a su mesa mientras yo simplemente paseaba. Había un chico, que quizá tendría 22 o 23 años en ese momento, que me dijo que hacía mucho calor allí y que la otra habitación era mejor. Confié en él, ya que lo había visto muchas veces, y lo acompañé a la habitación que estaba un poco alejada de la primera, donde estaban mis padres. La habitación estaba prácticamente sin uso, ya que había algunas cosas rotas y sin usar. También había una cama rota. Cerró la puerta, encendió el ventilador y se sentó en la cama. Me hizo sentar en su regazo y sacó su teléfono. Empezó a enseñarme un vídeo sexual. ¡UN VÍDEO SEXUAL PARA UNA NIÑA DE SEIS AÑOS! ¡Qué pervertido! Mi pequeño e inocente yo no sabía nada de lo que pasaba por su mente. Y entonces sentí una mano... dentro de mis pantalones. Me aparté de él bruscamente y lo miré mientras me preguntaba: "¿Qué pasa?". ¿¡QUÉ PASA!?! Todo estaba mal. Presentía que lo que estuviera haciendo no estaba bien, así que en lugar de responderle, le dije que abriera la puerta. Lo hizo. Quizás temía que gritara. En cuanto abrió la puerta, fui con mis padres y me quedé a su lado todo el tiempo, sin moverme ni un centímetro. Al llegar a casa, les conté todo a mis padres. Mi madre llamó a su tía y se lo contó, y la tía de mi madre dijo que investigaría el asunto. Crecí y, después de unos años, me di cuenta de que había sido agredida sexualmente. ¿Pero saben qué le pasó al hombre? Nada. Sigue trabajando allí. Todos simplemente dejaron pasar el asunto. Incluso mis padres. ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza! ¿Qué pensaron? Estaba mintiendo. UNA NIÑA DE SEIS AÑOS MENTÍA SOBRE ALGO ASÍ. Qué vergüenza para mis padres, que creyeron al pervertido en lugar de a su propia hija. ¿No pueden ver? ¿No pueden ver en qué me convirtió ese incidente? Tal vez ahora sí lo vean y siempre lo harán. Que me hizo más fuerte. Me convirtió en la mujer dura y fuerte que soy hoy. Ahora, cuando miro hacia atrás, a veces me pregunto cómo lo hice y a veces me siento orgullosa de mí misma por no haberme rendido. Recorrí un largo camino y seguiré adelante. Tal vez algún día podamos hacer algo contra este tipo de incidentes y ayudar a los demás que han pasado por algo así. No quiero que nadie más sea fuerte pasando por algo así. Quiero que otros tengan a alguien en quien confiar y amar, y que siempre los respalde pase lo que pase. Puede que hoy sea fuerte, pero algunos días es muy difícil.